17 Aug 2025

Máxima expresión

“En aquellos días, María se puso en camino y fue deprisa a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamando a gran voz, dijo: ‘¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a visitarme? ¡Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá!’” (Lucas 1, 39-45).

Por amor a la humanidad

Hermanos y hermanas, hoy es domingo, día del Señor. Aquí en la Iglesia de Brasil, celebramos hoy la solemnidad de la Asunción de María al Cielo.

La fiesta de hoy tiene aspectos cristológicos, mariológicos y, sobre todo, antropológicos. Es decir, indica la resurrección de la carne de María y señala también aquello que nos sucederá a cada uno de nosotros.

Todos los domingos profesamos: “Creo en la resurrección de los muertos, en la resurrección de la carne y en la vida eterna”. ¡Pues bien, María es esa realidad! Ella es la máxima expresión del amor que Dios tiene por nuestra humanidad. ¡Cómo ama Dios el vientre de una mujer! Fue el vientre de Ana, la madre de la Virgen María, el nuevo espacio —podríamos decir—, el nuevo jardín del Edén, donde fue puesta la más bella de las criaturas, elegida por Dios para un proyecto salvífico.

“Sí” ofrecido por María y que ahora es acogido en los cielos

La fiesta de hoy no es un mero cambio de domicilio de María, como si ahora fuera trasladada de casa —estaba en la Tierra y ahora va al Cielo—. Es una continuidad de aquel “sí” ofrecido por María y que ahora es acogido en los cielos por la Trinidad entera.

La fiesta de hoy, instituida en el año 1950, fue una respuesta a las dos grandes guerras mundiales, donde la carne humana fue reducida de todas las formas posibles.

La persona fue reducida al nada, como podemos recordar con los horrores del Holocausto, donde se cometieron atrocidades contra aquellas personas en pro de una absurda idea de purificación de la raza humana.

La Iglesia, con la institución de esta fiesta, de este dogma, quiso decir: ¡Mirad a María! ¡Mirad lo que Dios hizo con la carne humana, la dignidad que la carne humana tiene a los ojos de Dios!

Cada persona necesita ser tratada con el máximo respeto

Cuando hablo de carne humana, me refiero a la persona humana, que tiene su dignidad a los ojos de Dios. Por eso, cada persona necesita ser tratada con el máximo respeto, con el máximo amor.

Debemos mirar lo que Cristo hizo con la carne de su madre para recordar lo que Él hará con nosotros.

No tenemos en las Escrituras ningún relato sobre este episodio de la Asunción de María; son los apócrifos, documentos cristianos que no están contenidos en la Biblia, pero que nos ayudan, de alguna forma, a comprender este misterio; y ellos dicen algo sobre esta fase, esta etapa de la vida de la Virgen María.

En los labios de Isabel, en el Evangelio de hoy, encontramos dos expresiones: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bienaventurada la que ha creído!».

Palabras tan fuertes, que solo pueden hacernos creer que Jesús jamás le daría un final trágico a aquella que eligió para ser, en este mundo, su Madre.

Miremos, pues, a la Virgen María, porque aquello que nuestro Señor realizó en su vida será realizado también en la vida de cada uno de nosotros.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!


Padre Donizete Heleno Ferreira

Padre Donizete Heleno Ferreira é Brasileiro, nasceu no dia 26/09/1980, em Rio Pomba, MG. É Membro da Associação Internacional Privada de Fieis – Comunidade Canção Nova, desde 2003 no modo de compromisso do Núcleo.

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