Hoy estamos celebrando la fiesta de Nuestra Señora del Carmen. Y queremos, en el Evangelio, comprender quiénes son las personas que hacen la voluntad de Dios.
“El Evangelio es claro para nosotros, por eso ve con atención a lo que el Señor quiere decirle a su corazón: “He aquí mi madre y mis hermanos, pues todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mateo 12, 46-50).
Belleza, oración y encuentro con Dios
En el Evangelio de San Mateo, capítulo 12, 46-50, el Señor nos va llevando a esta contemplación de la voluntad de Dios. Pero yo quería traer un aspecto importante de la vida del Carmelo, su belleza, para entender a las personas que hacen la voluntad del Señor.
El Monte Carmelo en Tierra Santa es un símbolo de belleza, de oración y de encuentro con Dios. Lo primero que usted necesita entender sobre lo que es el Carmelo en Tierra Santa, es que el muestra la belleza del encuentro con Dios por medio de la oración.
Allí también vivió el profeta Elías, que buscaba hacer la voluntad de Dios con mucho ardor.
El Evangelio es muy providencial en el día de hoy, porque Elías era aquel hombre que, con ardor, vivió la espiritualidad de entregarse totalmente a Dios, en la intimidad del silencio y también en la intimidad con el Señor. Otro punto importante de la fiesta del Carmen es María, modelo de escucha y contemplación.
Solo un hombre y una mujer de Dios, que viven esta vida contemplativa, pueden hacer la voluntad de Dios.
Nuestra Señora del Carmen es presentada como modelo de vida contemplativa, porque María guardaba y reflexionaba todo en su corazón.
Por eso, hermanos y hermanas, María dejaba que Dios hablara en lo más íntimo de su alma.
En medio de las tribulaciones, ella permanece firme, estaba enraizada en la Palabra de Dios.
¿Quiénes son las personas que hacen la voluntad de Dios? Aquellos que guardan, reflexionan y escuchan la Palabra de Dios.
Por eso, en esta fiesta de Nuestra Señora del Carmen, pidamos al Señor la gracia de una vida contemplativa en el silencio, en la oración, y así llevarla a nuestra vida práctica. Es decir, el Carmelo nos enseña que, en un mundo ruidoso como el nuestro, disperso y agitado, estamos llamados a cultivar el silencio del corazón, a buscar la presencia de Dios y a vivir en la escucha y en la obediencia.
Así haremos la voluntad de Dios.
¿Quiénes son mis hermanos? ¿Quién es mi madre? Son aquellos que hacen la voluntad de Dios.
Que Nuestra Señora del Carmen nos ayude a buscar esa vida contemplativa de escucha y oración.
Por la intercesión de Nuestra Señora del Carmen, venga sobre tu día, sobre tu vida y tu trabajo, la bendición de Dios Todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¡Amén!