“En aquel tiempo, le presentaron a Jesús un hombre mudo que estaba poseído por el demonio. Cuando el demonio fue expulsado, el mudo comenzó a hablar. Las multitudes quedaron admiradas y decían: «¡Nunca se ha visto cosa igual en Israel!»” (Mateo 9, 32-38).
La Curación del Mudo: La Transformación por la Gracia Divina
Amados hermanos y hermanas, vemos aquí la curación del mudo poseído. Se encuentra entre los versículos 32 y 33 del Evangelio de hoy.
El hombre estaba poseído y no podía hablar. ¿Qué simboliza esto? Simboliza que había perdido la capacidad de expresarse, de alabar y de dar testimonio de las maravillas de Dios.
Curación física y espiritual
Jesús lo libera y le devuelve el hablar, es decir, una curación física, pero también una curación espiritual. Hermanos y hermanas, debemos tener cuidado porque, en el contexto bíblico, Cristo no solo realiza curaciones físicas, sino también espirituales, que provocan conversión, un cambio de vida y que pone la persona en la realidad de la intimidad con nuestro Señor. De hecho, la multitud reconoce: «Nunca se ha visto cosa igual en Israel».
Ceguera espiritual y encerramiento a la Gracia
La acción de Jesús sobrepasa lo esperado. Él trae una novedad radical de parte de Dios. ¿Y cuál es la reacción de los fariseos?
«Es por el jefe de los demonios que expulsa a los demonios».
¿Qué significa esto?
Representa la ceguera espiritual y el encerramiento a la gracia.
Hermanos y hermanas, ante los milagros, ante las curas que Jesús puede realizar en nuestra vida, devolviéndonos la dignidad de hijos, también nosotros podemos correr el gran riesgo de vivir en la ceguera espiritual y cerrarnos a la gracia de Dios, al poder de Dios, a Su acción. Incluso ante el bien evidente, prefieren criticar.
Acoger la Gracia de Dios
No critiques, acoge la gracia de Dios. Es una advertencia sobre cómo el orgullo y el prejuicio impiden ver la acción de Dios.
Hermanos míos, necesitamos pedir la gracia de un corazón humilde para reconocer en Cristo las maravillas que Dios realiza a través de él.
Liberación del mal y renovación
Y Jesús quiere liberarnos de todo mal que puede callarnos y que puede robarnos. La alabanza, la gratitud y también aquello que Dios nos pide: la humildad.
Pidamos al Señor esa gracia, y que podamos ser renovados y transformados por la gracia de Dios.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!