Hermanos y hermanas, hoy es la conmemoración de los fieles difuntos. Es un día especial para rezar por las almas de nuestros familiares que ya están en la eternidad, por las almas de todos los fieles que han partido de esta vida y ahora están junto a Dios. El texto de la liturgia que se nos propone hoy habla de vigilancia. Dice así: “Vosotros también, estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que menos lo penséis”, dice el Señor. Cuando Él venga o cuando nos llame a la vida junto a Él, que nos encuentre así, preparados.
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Almas de los seres queridos
Entonces, en el día de hoy, además de rezar, de ofrecer nuestras oraciones, nuestras plegarias, de ofrecer la Santa Misa por aquellos que ya se han ido, vamos a pensar también en nuestra vida, pensar en la vigilancia, pensar en nuestra preparación, pensar también en el día de nuestra muerte, que no sabemos cuándo será, pero Dios sabe que, cuando llegue ese día, que el Señor nos encuentre preparados.
Y, a partir de nuestra preparación, que preparemos también, ayudemos a aquellos que están cerca de nosotros a comenzar por nuestra familia, nuestros amigos también. Tal vez en tu trabajo puedas ser ese instrumento para ayudar a tus hermanos a vivir en vigilancia y en santidad en este mundo, porque no sabemos la hora en que el Señor nos llamará a la eternidad. Que, en este día de conmemoración de los fieles difuntos, también nosotros nos pongamos en vigilancia y preparación.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!