En aquel tiempo, cuando Jesús salió a caminar, ha venido alguien corriendo, se arrodillo delante de él, y pregunto: “¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz” (Marcos 10, 18-21).
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Amados hermanos y hermanas, la liturgia de este 28º domingo del tiempo ordinario nos lleva a reflexionar sobre las elecciones que hacemos. Y nos exhorta a no conformarnos con valores perecederos que no sacian nuestra hambre de vida. Por eso Jesús nos está animando en esta liturgia. ¿Qué elecciones estamos haciendo? Hay elecciones, hermanos míos, que nos van a llevar a un vacío existencial del cual no vamos a obtener satisfacción, no vamos a tener el gozo, la alegría. Es de ese peligro que Jesús nos está hablando en el Evangelio de hoy.
Despójate
¿Cuáles son tus elecciones? Él quiere llevarnos a reflexionar justamente sobre eso. ¿Lo que hemos abrazado son valores eternos, son valores que nos traen alegría y paz? ¿Lo que hemos abrazado son significados que dan plena existencia a nuestra realidad humana? Es eso lo que le preocupa a Jesús en relación a mí, en relación a ti: las elecciones que hacemos.
Jesús está cuestionando la buena voluntad de este joven que Él encontró por el camino. De esa forma, lo que lo lleva a tener valores que no perecen son los valores que lo llevan a la vida eterna. Y Jesús va dibujando para este joven un mapa de este camino, y lo invita a despojarse de sus bienes materiales, los cuales lo estaban aprisionando.
Eso es, hermano mío, hermana mía. Jesús está haciendo que veamos qué, en nuestra vida, nos ha llevado a un aprisionamiento. Y sólo Jesús puede liberarnos, sólo Jesús puede abrir nuestro corazón para recorrer este camino de amor, este camino de salvación que nos lleva a la vida eterna.
La indicación de Jesús sigue, aún hoy, en pleno siglo XXI, para quien esté interesado en llenar de significado su vida. Sólo aquel que tiene esa valentía y esa destreza de dejar a Jesús entrar en su corazón y darle sentido a todo lo que vive, podrá dar significado a su vida. ¿Qué elecciones has hecho? ¿Elecciones pasajeras o elecciones que te llevan a la vida eterna?
¡Alabado sea nuestro Señor Jesucristo! ¡Por siempre sea alabado!
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!