“Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa. De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno” (Mc 3,20-35).
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Amados hermanos y hermanas, este es cuestionamiento que muchos cristianos hacen. ¿Cuál es el pecado contra el Espíritu Santo? El pecado contra el Espíritu es no aceptar la salvación que viene de Dios, es decir, no aceptar la voluntad de Dios, no aceptar Jesús que ha venido para traer la salvación.
Delante de eso, la liturgia nos llama a mirar para la vida y el mundo llenos de confianza y esperanza. ¿Esperanza en quien? Esperanza en nuestro Salvador Jesucristo, porque, del contrario, vivirá una vida de angustia, de depresión, de postración. ¿Por que? Porque si no creemos que el Cristo que fue enviado se encarno, ha muerto, resucito y esta vivo en nuestro medio por la acción del Espíritu Santo, vamos correr el gran riesgo de no aceptar los planes de salvación para nosotros.
El Espíritu santo nos guía a la fidelidad
Eso entristece el corazón de aquellos que experimentar Jesús y cambian de vida, pero porque no quieren más comprometerse, comienzan a volver para las cosas que el mundo les ofrece. Y eso va haciendo con que pierdan la confianza y la esperanza. Pero Dios no se olvida de Su alianza.
Quiero traer para ti algo muy importante que nos habla: “Nuestra infidelidad no oculta la fidelidad de Dios”. El Señor siempre va permanecer fiel a nosotros. Él siempre va permanecer fiel a la alianza que hizo con nosotros por medio de Jesucristo, enviado para salvarnos, traernos libertad, provocar en nosotros conversión, madurez espiritual, para llevarnos a seguir en la lucha contra el pecado y renunciar.
Ese es el objetivo de Dios, que abandonemos todo lo que aún nos esclaviza a este mundo. Jesús esta nos hablando, por medio de esta liturgia, para mirarnos para la vida y para el mundo no como se todo fuera terminar. No. Cristo nos esta dando la gracia de mirar para Él y en Él tener nuestro puerto seguro.
Muchos están poniendo su seguridad en este mundo, en las personas, en el dinero, en el poder, en el placer, en el tener. Eso va frustrando mi corazón y el tuyo. El Señor quiere hablarnos, en esta liturgia, para volver nuestro corazón para Dios, que hace Su alianza en nuestro medio por medio de Su Hijo.
Quien no acepta Jesús, quien no acepta Su Salvación, nos habla la Palabra, esta pecando contra el Espíritu Santo de Dios. Pecar contra el Espíritu Santo es no aceptar a la voluntad del Señor ni su salvación.
La mirada puramente humano lleva a pensar que servir a Dios es perdida de tiempo. Es perdida de tiempo para aquellos que no acogen nuestro Señor. Que Dios le pueda dar esta gracia, hoy, de vivir y permanecer en Su voluntad.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
