“Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios” (Mc 14, 12-16.22-26).
Mis hermanos y mis hermanas, hoy, 30 de maio, es la solemnidad de Corpus Christi, el Santísimo Cuerpo y Sangre del Señor. También llamada Corpus Domini, el cuerpo del Señor. Esta solemnidad de hoy nace en un contexto de dudas e inseguridades sobre la presencia real y sustancial de Jesús en la Eucaristia.
Estoy hablando de la historia de un sacerdote, Pedro de plaga, que era muy aplicado en el cuidado pastoral, un padre compasivo, pero acometido por la duda sobre la presencia real de Jesús en la Eucaristia. Lo bonito en esta historia es que él no se entrego a eso, tanto que ha resuelto hacer una peregrinación a Roma, en la tumba de San Pedro, para pedir junto a la tumba el don de la fe en el misterio de la Eucaristia.
Él hizo una parada en una ciudad de la Italia llamada Bolsena para celebrar la misa, y fue allí que todo ocurrió. La hostia se transformo en carne viva, salpicando sangre y manchando el corporal, que es aquel tejido sobre el cual el sacerdote depone las partículas y el cáliz con el vino. El milagro fue llevado al papa Urbano IV, que estaba cerca de la ciudad de Bolsena, llamada Orvieto.
Fue llevada hasta el Papa, hecha una procesión, la primera procesión de Corpus Christi. El Papa escribio en la ocasión una bula, que es un documento papal con membrete Transiturus, es decir, llevar de un lugar para el otro. Desde entonces tuvo esta linda tradición noble del cuerpo y sangre de nuestro Señor.
La vida en comunidad fortalece la fe en la Eucaristia
Yo quise narrar para ti porque el Evangelio es la narración que ocurrió hace más de 2 mil años. Seguramente, los discípulos tuvieran, sí, muchos cuestionamientos dentro de ellos. Muchos es que, cuando Jesús hizo el discurso del pan de la vida, muchos discípulos se fueron y dejaron Jesús. Pero lo que libero las dudas en el corazón de los discípulos fue la proximidad con Cristo. Fue la vida en comunidad.
Por eso el misterio de la Eucaristia solo se comprende acercándose de Cristo, amando los hermanos de la comunidad y permaneciendo unidos a ellos. Quien se aparta de la comunidad engendra duda dentro del corazón. Jesús no ha instituido la Eucaristia privadamente en tu casa, con Juan, el discípulo amado, o su madre.
La Eucaristia nacio en un ambiente comunitario, en un ambiente de mesa, de intimidad entre aquellos que han decidido seguir a Cristo. Por eso no existe amor al cuerpo de Cristo sin amor al cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia, que son los hermanos. La Eucaristia nació dentro de ese contexto. No nos apartemos de la comunidad, en ella esta el resucitado, la presencia real de Jesús.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
