“En aquel tiempo, Jesús dijo: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Jn 15, 16).
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Mis hermanos y mis hermanas, hoy, 14 de mayo, es día de San Matías, uno de los Apóstoles elegido para completar los 12. Puede parecer una especie de operación para tapar aquel agujero, aquella expresión que usamos: “No hay eso, pero va ser eso mismo”. Pero es completamente el contrario. Matías fue elegido no solo por uno, por Jesús, pero fue elegido por los 11, fue una opción Divina, porque los apóstoles fueron institucionalizado por el Señor para actuar en Su nombre. Por eso es inadmisible, para un catolico que se aprecie, osar dudar de la opción del Papa Francisco. Es una aberración eclesial, una postura sedevacantista que no cree en la elección del Papa.
En las palabras de Pedro, estaba trazando la vocación de Matías juntarse al grupo para ser testimonio de la resurrección. La primera lectura de hoy nos habla sobre ese discurso de Pedro. Juntarse al grupo para ser un testimonio de la resurrección. El termino “Juntar”, del griego sin, es la misma raíz de la palabra sínodo, que significa caminar junto. Y las elecciones seguirán en la vida de la Iglesia. Fue siempre así, nadie es eterno en un oficio o en un cargo dentro de la Iglesia.
No te agarres a tu cargo, pero sirve al Señor con alegría
¡Como es saludable la circularidad del poder de autoridad en la vida de la Iglesia! No existe silla cautiva, no existe AD eterno, no existen personas insustituible en la vida de nuestras comunidades. Por eso es siempre bueno y sano cambiar de coordinación, cambiar de liderazgo, cambiar de superiores, de moderadores, de responsables.
Para que tu ejerce un puesto en la vida de la Iglesia, no viva tu mandato ya pensando en una reelección. Tu has sido puesto en este trabajo para completar la linda misión de la Iglesia en su paroquia, en su comunidad. No te agarres a tu trabajo, pero sirva el Señor con alegría. Y, hoy, por intercesión del apostol San matías, vamos pedir la gracia de Dios para comprendernos, de hecho, que nosotros solo colaboramos con la misión de la Iglesia, pero no somo personas insustituibles.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!