26 Feb 2024

Abre tu corazón para la misericordia de Dios

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados: perdonad, y seréis perdonados” (Lucas 6, 36-37).

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En este tiempo de Cuaresma, insistentemente, somos invitados a un profundo examen de conciencia. Con seguridad, ya has escuchado hablar mucho, en este tiempo de la Cuaresma, de hacernos un examen de conciencia, de examinarnos nuestras actitudes, de hacer ver nuestras numerosas faltas y así corregir y reparar por medio del perdón, de la confesión, del sacramento.

El Evangelio de hou trae una excelente contribución para ese proceso de cambio de vida. Lucas pide que seamos misericordiosos porque Dios es misericordioso con nosotros.

Cuando, humildemente, nos ponemos delante de Dios con toda nuestras faltas, nuestros pecado, Dios está allí, siempre, para perdonarnos. Él nos acoge siempre, porque es un Dios de misericordia, Él no sabe hacer otra cosa que no sea ejercer Su misericordia sobre nosotros.

La gran dificultad esta en nosotros mismo, que tenemos esta dificultad en perdonar, muchas veces, incluso de se perdonar, de tener compasión consigo mismo. Nuestro corazón aún es muy cerrado a la misericordia de Dios, no buscamos la misericordia de Dios y no ejercemos la misericordia para con el prójimo; no somos misericordioso como Dios quiere que seamos.

Si queremos de Dios Su misericordia, también debemos ser misericordiosos unos con los otros

Muchas veces, preferimos juzgar los demás, preferimos ocultarnos por medio de estos juicios y eso revela una gran incoherencia de nuestra parte. A veces, queremos el perdón de Dios, queremos que Él nos perdone, pero no nos esforcémonos para perdonar nuestros hermano que esta a nuestro lado.

Cuanta incoherencia, todavía, la Palabra de hoy nos asegura que si queremos de Dios Su misericordia, también debemos ser misericordioso unos con los otros. Es eso que Jesús nos habla hoy. Y hay más: si no queremos ser juzgados por Dios y por otros, también no debemos hacer juicio.

Quien juzga su prójimo se pone en un lugar diferente del suyo, pensando mejor que él y no somos mejor que nadie. Mi hermano es igual a mí, merecedor también de la misericordia tanto como soy merecedor de la misericordia.

Nuestros errores y pecados pueden incluso ser diferentes, pero no estamos libres de errores y defectos al punto de juzgar el otro, al punto de juzgar el pecado del otro, no es eso que Dios quiere de nosotros. Es confortable huir de nuestros propios errores, juzgar el otro, pero en este tiempo de la Cuaresma somos llamados a volver nuestra mirada para nosotros mismos, percibir nuestros defectos, incoherencias, errores y buscamos la misericordia de Dios y, a partir de eso, también ser misericordioso con el otro.

Dios nos comprende, pero también necesitamos aprender a comprender nuestros hermanos. Pidamos esta gracia, de sermos misericordiosos así como Dios Padre es misericordioso con nosotros.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!


Padre Bruno Antonio

Padre Bruno Antonio de Oliveira é Brasileiro, nasceu no dia 18/10/1987, em Lavras, MG. É Membro da Associação Internacional Privada de Fieis – Comunidade Canção Nova, desde 2012 no modo de compromisso do Núcleo.

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