“Natanael le respondió: «Maestro, tú eres el hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús continuó: «Porque te dije: “Te vi debajo de la higuera”, crees. Verás cosas más grandes todavía». Y agregó: «Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre»” (Jn 1, 49-51).
Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:
Mis hermanos y mis hermanas, hoy la Iglesia celebra los Arcángeles San Miguel, Rafael y Gabriel. El Evangelio de hoy habla de los ángeles de Dios subiendo y bajando.
En el dialogo de Jesús con Nicodemos surge una verdad de fe que nosotros declaramos: la existencia de los ángeles, seres espirituales creados por Dios, contempladores de la frente del Señor, mensajeros de la buena nueva, guardianes del paraíso y portadores de la cura de Dios.
Jesús, con Su encarnación, con Su muerte y resurrección, se convirtio puente entre el cielo y la tierra, en Él sube y baja. Y, hoy, podemos contemplar esta bajada en la imagen de los Arcángeles, porque, en la persona de Jesús, los Arcángeles pueden ejercer estos ministerio, trayendo las bendiciones del cielo para la tierra.
Los Arcángeles suben y bajan debido la persona de Cristo, para llevar nuestras oraciones a Dios
Gabriel baja para traernos el anuncio más bello que la humanidad ya ha recibido: “El Hijo de Dios se hizo carne y ha vivido entre nosotros en el vientre de la Virgen María” (Lucas 1, 26-38). Gabriel no difunde fakenews; Gabriel no esta a servicio de ninguna corriente política, de ninguna ideología. Gabriel viene de la parte de Dios traernos la buena nueva.
Rafael viene para ayudar el sufrimiento de los hijos de Dios. Rafael no trae un paliativo; él no viene quitar el sufrimiento de un ser humano causando otro sufrimiento. Él no viene con bandera ideológicas que falsifican la dignidad humana; él viene con el amor por la vida en todas sus etapas, desde la concepción hasta su muerte natural. Rafael viene de la parte de Dios.
Miguel viene para luchar contra el demonio, autor y principio de pecado, aquel ángel rompedor de promesas y soberbio. Miguel no viene para luchas contra los hombres, él no trae el espíritu de guerra, el deseo de aniquilar el otro, aniquilar el diferente o los más pobres, pero Miguel viene para una guerra espiritual en los corazones de los hijos de Dios, que son atormentados por las insidias del mal. Él viene para luchas contra el buen combate.
Ahí están ellos, los Arcángeles, mediadores de las gracias de Dios, mensajeros del Señor que suben y bajan debido la persona de Cristo, para llevar nuestras oraciones a Dios y para traernos las bendiciones del Cielo. ¡Que ellos rueguen por nosotros!
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¡Amén!