“Mientras Jesús hablaba, llegó un jefe de los judíos, se postró delante de él y le dijo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, pon tu mano sobre ella, y vivirá.» Jesús se levantó y lo siguió junto con sus discípulos. Mientras iba de camino, una mujer que desde hacía doce años padecía hemorragias, se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto. Pues ella pensaba: «Con sólo tocar su manto, me salvaré.» Jesús se dio vuelta y, al verla, le dijo: «Animo, hija; tu fe te ha salvado.» Y desde aquel momento, la mujer quedó sana. Después que echaron a toda la gente, Jesús entró, tomó a la niña por la mano, y la niña se levantó” (Mt 9, 18-22.25).
Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:
Mis hermanos y mis hermanas, el padre ha leído sintéticamente este relato de hoy, porque él es más rico de detalles. Pero son dos relatos que aparecen en el texto: la hija de un jefe que esta muerta, y una mujer que sufría de hemorragia. Una niña que no podría convertirse mujer, y una mujer que no podría convertirse madre.Son dos dramas aquí, son dos etapas que se presentan para nosotros.
En la verdad, la vida de estas dos esta entrelazada por el poder transformador de Jesús. Dos etapas de la vida que estaban bloqueado de ir hacia adelante: la niña que no podría convertirse mujer y la mujer que no podría convertirse madre.
A veces, Jesús llega en nuestra vida justamente para quitar los obstáculos que nos bloquean de ir hacia adelante, de superar alguna cosa, de entrar en una nueva etapa de nuestra vida, de realizar una vocación. Jesús aparece en nuestra vida y la intervención de Él quita estes obstáculos.
Jesús, con Su mano poderosa y con la fuerza de Su Palabra, arranca estos obstáculos y nos hace libres para Dios
Por eso nosotros contemplamos, hoy, cuantas niñas son heridas en la infancia y que se convierten después bloqueadas afectivamente por muchos y muchos años. ¡Cuantas experimentaran la muerte en los maltratos, en las exploraciones, en la violencia, en el abuso sexual, en el abandono de sus padres! Es el drama de una niña que esta muerta.
¡Del otro lado, cuantas mujeres bloqueadas de vivir el don de la maternidad! Oprimidas por una cultura de muerte, de aborto, del feminismo, de la enfermedad, de la infertilidad, de un problema fisico en su intimidad, y estas mujeres viven determinados dramas.
Jesús encuentra estos dos obstáculos. Y, por muchas veces, Él fue rechazado, fue libertino, fue corrompido y desacreditado. Cuando llego en la casa de la niña diciendo que iba resucitarla, Él fue corrompido y desacreditado, pero Él paso por muchas vidas y devolvió la vida a muchas personas.
¡Jesús paso, toco, sano, salvo y ha dado la vida, y es eso que Él quiere hacer con nosotros en este día de hoy también! Porque también, en nuestras vidas, existen estos obstáculos para que la gracia de Dios actúe en nosotros. Hoy, Jesús, con Su mano poderosa y con la fuerza de Su Palabra, arranca estos obstáculos y nos hace libres para Dios.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!