“¿Cuál de los dos hizo lo que quería el padre?» Ellos contestaron: «El primero.» Entonces Jesús les dijo: «En verdad se lo digo: en el camino al Reino de los Cielos, los publicanos y las prostitutas andan mejor que ustedes” (Mateus 21,31).
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Jesús contó una pequeña parábola aquí a los ancianos del pueblo, a los sacerdotes, para hablar sobre la llegada del Hijo del Hombre, de Él aún aquí en la Tierra. Pero el ha venido para un pueblo, y ese pueblo rechazó a Él.
Jesús conto, aquí, esta parábola para hablar del padre que dijo para el hijo realizar el trabajo, y aquel hijo dijo que no iría, pero después fue; y el segundo hijo dijo que iba, pero no fue.
Ese primer grupo representa los pecadores, paganos; y el segundo grupo representa los fariseos, los doctores de la Ley, la raza elegida que dijo ‘sí’, pero que no vive la orientación del padre. Por otro lado, los paganos que habían dicho ‘no’, reconocen y viven la palabra del padre.
Jesús fue duro, pero fue muy claro: “Mira, los publicanos, las prostitutas, los pecadores vos proceden en el Reino de los Cielos. ¿Por que? Porque ellos abrieran el corazón a la mensaje, abrieran el corazón a mí, el señor Jesucristo”.
Mis hermanos, necesitamos abrir también nuestro corazón a Dios si nosotros queremos, realmente, ser salvos. Abrir nuestro corazón a la salvación. No basta decir ‘sí’ solo de boca, si nuestras actitudes no corresponden. Ese es el segundo grupo, el primer grupo dijo ‘no’, pero después obedeció.
Necesitamos abrir nuestro corazón a Dios si nosotros queremos, realmente, ser salvos
Que, antes, podamos decir ‘no’ entonces, vivamos; y después decimos ‘sí’ con nuestra vida. Es esta respuesta que Nuestro Señor desea, no una respuesta simplemente de boca, pero una respuesta de actitud y de vida.
Y, hoy, celebramos Santa Lucia, que ha dado una respuesta con su vida. No hay muchas relatos sobre su historia, pero ella es una de las primeras santas del Cristianismo, ha muerto martir, hizo su compromiso de ser de Dios. Había sido prometida en matrimonio, y en el comienzo su novio comprendió su compromiso, pero, después, la denunció como cristiana. Ella ha sufrido la humillación, fue llevada a un prostíbulo para ver si algún hombre hacía con que ella perdiese la pureza, y los hombres no conseguirán tocarla.
Ella fue completamente preservada en su pureza. Golpearan en ella y, aún así, permaneció viva. Cuenta la historia que le arrancaran los ojos; una de las imágenes que se presenta de Santa Luzia. Ella también es patrona del oftalmos, de aquellos que tienen algún problema en los ojos. Quitaran su vista, pero no quitaran su vista espiritual.
Es esta mirada que nosotros necesitamos tener, mis hermanos. Es esta mirada, Señor, que nosotros también, una mirada espiritual, de vernos no solo con estos ojos, pero vernos con nuestro corazón y adherirnos al señor de corazón.
Danos, Señor, actitudes; danos, una mirada espiritual para nuestro camino de fe.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!