“Pasa lo mismo donde el Padre de ustedes, el Padre del Cielo: allá no quieren que se pierda ni tan sólo uno de estos pequeñitos” (Mateus 18,14).
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Mis hermanos, en la Liturgia de hoy, en el Evangelio de hoy, Jesús guía Su Palabra a los discípulos. Él contó una pequeña parábola: “¿Que te parece? si un hombre tiene cien ovejas, y pierde una de ellas, no va en búsqueda de aquella y al encontrarla se alegra mucho más por ella do que por las noventa y nueve?
Jesús está diciendo aquí de los pequeños que se pierden por falta de la instrucción, por falta del pastor. Jesús está diciendo que se alegra por los perdidos, no porque están perdidos, pero porque son objetivos de la misericordia, objetivos de Su cuidado.
Mis hermanos, existe un gran trabajo que nosotros necesitamos hacer hoy de evangelización para poder lograr estos elegidos, estos preferidos del Señor porque ellos aún no se reconocen así. Lo que están perdidos aún no saben que son queridos por Neustros Señor, y Él quiere contar conmigo y contigo para que nosotros seamos Sus brazos, Sus pies y lleguemos a estos nuestros hermanos.
el Señor se alegra por un pecador que se convierte, así debe ser también el deseo de nuestro corazón: alegrarnos y, al mismo tiempo, ir en búsqueda de las ovejas perdidas de la casa de Israel, de nuestra casa.
El Señor es nuestro Buen Pastor, pero vamos tambien en búsqueda de las ovejas perdidas
Que en nuestro corazón existe este sentimiento de pastor, para poder cuidar y alcanzar estos hijos y hijas. El Señor no desea perder nadie, Él quiere salvar a todos.
En la Carta de San Paulo a Timoteo, Primera Carta de San Paulo Timoteo, capitulo segundo, versículo 4, él nos habla: “Él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de Dios”.
¡Mis hermanos, Nuestro Señor no quiere perder nadie, no quiere perder a ti! Por eso, comportate, “oveja”, y, al mismo tiempo, sientate rescatado por Nuestro Señor, ten gratitud a Nuestro señor y sea también un buen pastor. Va también en búsqueda de aquella oveja que se ha perdido.
Gratitud porque el Señor es nuestro Buen Pastor, pero también vamos en búsqueda de las ovejas perdidas porque el Señor no quiere perder nadie.
Gratitud y misión es el resumen de nuestra Liturgia de hoy. Gratitud, gracias Señor, porque el Señor es el Buen Pastor. Y Señor, ayudame también a ser un buen pastor y a rescatar las ovejas que son del Señor. Necesitamos rescatar estas ovejas y presentarlas al Cristo. ¿Por que? Porque Él no quiere perder nadie, y que Él use de mí, y que Él use de mí y de ti para rescatar estos hijos y hijas.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!