“Y Jesús les hizo esta comparación: Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol. Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano” (Lucas 21,29-30).
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Mis hermanos, Nuestro Señor, en este Evangelio y acompañando las Lecturas del Evangelio en estos días, al hablar sobre el fin de los tiempos, más una vez aquí Él habla sobre Su venida.
Y la invitación es mirar sí para la naturaleza, mirar para lo que hay ocurrido, para hacer una lectura no simplemente del ambiente, pero hacer una lectora espiritual. Si la higuera, si las demás arboles anuncian las flores, anuncian los frutos, las señales que hemos visto, en estos tiempos, ¿será que no nos hablan también de que debemos llevar una vida recta, levar una vida en Él porque Él esta volviendo?
Delante de las señales que nosotros hemos visto en nuestro tiempo, esté aún más atentos y vigilantes
El gran fruto, el gran regalo del padre esta para llegar. Si, en la naturaleza, percibimos las señales, debemos, aún más, como hombres y mujeres espirituales, percibir las señales de Nuestro Señor.
Todos las señales y todo lo que nosotros hemos visto y escuchado nos llama, cada vez más, a vivir una coherente con Su Evangelio, porque Él va volver. Y el Señor, al volver, desea vernos y desea que nosotros prestemos cuentas a Él de una fe, de una vida en Él.
Por eso, delante de las señales que nosotros hemos visto en nuestro tiempo, este aún más atentos y vigilantes. Vida de oración, vida de intimidad con Él, porque Él esta volviendo. Vida de amor a nuestro hermano, a nuestro prójimo, porque Él esta volviendo.
¿Existe pendencia que nosotros necesitamos solucionar? ¡Solucionemos el más rápido posible, hoy mismo! Porque él ya ha dado señales de que esta llegando. Que, al llegar, Él nos encuentre vigilantes, nos encuentre viviendo el bien Su Evangelio, anunciando que Él es el Señor y Salvador.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!