“Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí” (Lucas 21,12-13).
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Mis hermanos, en este final de Año Litúrgico, la Iglesia nos presenta como Evangelio, como propuesta de lecturas, lecturas que hablan sobre el fin de los tiempos y de la venida del Señor. Pero esta venida va ser marcada antecedente allí con tiempos difíciles, revoluciones, guerras, persecuciones antes que Él venga.
Entonces, el Señor habla sobre las persecuciones, que ellos van ser entregues a las sinagogas, van ser llevados delante de gobernadores, de autoridades, pero mira solo la comodidad que Jesús dá: va ser un momento para testimoniar de la fe. Por eso, no va ser malo ser perseguido, passar por dificuldades, pero por medio de las dificuldades y de las persecuciones, el cristiano va tener la oportunidad de testimoniar la fe, de anunciar Jesús.
Si estamos viviendo con muchas dificultades, es la oportunidad de testimoniar la fe
Mis hermanos, entonces no quedemos en pánico. Si los tiempos son difíciles, si estamos viviendo con muchas dificultades, es la oportunidad de testimoniar la fe, de testimoniar Nuestro Señor Jesucristo.
Los tiempos difíciles, la luz de la fe, la luz de la fe cristiana, nos llama a vivir la fe, nos llama a testimoniar la fe, nos llama a vivir la caridad, nos llama a estudiar más, a vivir la caridad con el hermano, con nuestro prójimo.
Las persecuciones nos llaman a declarar cada vez más que Jesús es el Señor. No nos intimidamos con los tiempos difíciles y con las persecuciones, es la oportunidad de testimoniar la fe, es la oportunidad de hacer con que aquel y aquella también conozca a Nuestro Señor Jesucristo. No solo los tiempos “faciles”, donde no pasamos por persecuciones que nosotros debemos anunciar el Evangelio pero, principalmente, en los tiempos difíciles.
No perdamos, mis hermanos, ningúna oportunidad para testimoniar el Señor en las cosas sencillas del día a día y en los tiempos también difíciles, en los tiempos de persecuciones.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
