“Porque él no es Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él. Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: Maestro, has hablado bien” (Lucas 20,38-39).
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Mis hermanos, en este día, el Evangelio nos presenta algunos saduceos que navegan la Resurrección. Jesús, en Su camino, en Su predicación no ha ocultado eso. Él dijo sobre la Resurección, dijo sobre la vida después de la muerte. Por eso, los saduceos presentaran a Jesús una situación muy inusitado y diferente: una mujer había quedado viuda y, según la tradición, el hermano entonces debería asumirla.
Y así ocurrió por siete veces, aquella mujer quedo viuda oir siete veces, y ha venido la pregunta de los saduceos: “¿Maestro, ella será esposa de quien?” — porque ella se casó con los siete, ella tuvo como marido los siete —, y Jesús dijo que en el Reino de los Cielos no necesitarán, no hay preocupación sobre el conyugue, sobre de quien se casó. No hay esta preocupación, pues todos en el Reino de los Cielos son como ángeles.
Y Jesús puede decir esi allí en la zarza ardiente. Jesús rescató el Antiguo Testamento diciendo que, en la zarza ardiente, la Palabra, el Señor que se presentó a Moises, ¿cómo Dios de quien? El Díos de Abrahan, el Dios de Isaac y el Dios de Jacó. Por lo tanto, un Dios de los vivos, sin embargo, Abraham, Isaac y Jacó ya tuviesen muerto, pero Él se presentó como el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacó, el Dios de los vivos.
La vida eterna nadie quita de aquel que esta en Dios, por lo tanto, profesemos nuestra fe en la Resurección
Es decir, el señor dijo también sobre la Resurección de ellos, de estos Antiguos Testamento, de etos dos primeros Libros de la Sagrada Escritura. Jesús presentó más una vez, basado en la propia Palabra, la Resurección, la fe en la Resurección.
Mis hermanos, nosotros también debemos creer en la Resurección, en la vida después de la muerte. El Señor ha muerto, Él ha sufrido la Pasión, pero Él ha resucitado, y en Él todos nosotros resucitamos, esta es nuestra fe. ¿Pero cómo nosotros resistiremos? Si nosotros vivimos una vida en Dios. Si nosotros testimoniamos nuestra fe, tendremos de resucitar.
Hoy, celebramos San Roque, Afonso Rodrigues, Juan del Castillo, jesuitas, misioneros que han dado la vida aquí en America del Sil, en el paraguay. Han dado la vida, entregaran su vida, han testimoniado el Cristo resucitado. Por eso que ellos no tuvieran miedo de la muerte, han vivido para evangelizar, para hacer el bien y han muerto por causa de Cristo, por causa de la persecución.
Mis hermanos, no tengamos miedo de profesar nuestra fe en la Resurección, el Dios esta con nosotros y puede incluso ser que seamos retirados, que incluso quiten nuestra vida, pero la vida eterna nadie quita de aquel que esta en Dios. Por lo tanto, permanezcamos en Él, profesemos nuestra fe en la resurección, vivamos ya la vida nueva, la vida del resucitado en este mundo, para después estar eternamente con Él.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!