“Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio” (João 2,15-16).

Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:

Mis hermanos, hoy nosotros comemoramos la dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán. Esta basilica es dedicada a los dos “Juan”: Juan Evangelista y Juan Bautista. Letrán es por causa de la familia Lateranense que edifico el templo, que era dueña de este templo.

Este edificio se convirtio la primera iglesia, la primera construcción, el primer templo. ¿Y por que es importante nosotros conmemorar el templo o mirarnos para el templo? Porque allá es donde ocurre la Eucaristía, donde se comparte la Palabra. Es el lugar donde la comunidad se reune, el pueblo de Dios se reune. En el templo, ocurre los Sacramentos, la Eucaristia, el Bautismo, el Matrimonio.

En la Iglesia, nacen muchos fieles por medio del bautismo, muchos son alimentados por la Eucaristia, por la Palabra. El templo es el lugar de encuentro por excelencia con Dios, donde se habla con Dios, se escucha a Él. Por eso nosotros conmemoramos, y que nuestros templos sean bellos por fuera y por dentro. Que ellos puedan tener su dignidad, sean bien cuidados. Pero yo y tu también somos templos del Señor.

Dios vive en nuestro corazón, y donde Él vive es necesario tener pureza y santidad

El Señor hizo un latigo y expulso aquellos vendedores de palomas, aquellos que estaban haciendo de la casa del Señor una casa de comercio. El templo es un lugar del encuentro con Dios, es lugar del sacrificio, donde nacen nuevos cristinos, donde somos alimentados. No es un lugar para chollo, para cambios, para comercios; es un lugar para encontrarse con Dios, para alimentarse de Él, y es para ser enviado también por Él a testimoniar a Él.

Mis hermanos, cuidemos de nuestros templos físicos, de nuestras edificaciones, cuidemos también de nosotros, pues somos los templos del Señor. Así como el edificio necesita estar limpio, nuestro corazón necesita estar limpio.

Que hoy, en la conmemoración de San Juan Juan de Letrán, nos alegramos con nuestros templos, con nuestras iglesias, parroquias, capillas, oratorios, santuarios, porque nosotros también somos los templos del Señor.

Que Dios purifique, entonces, nuestro templo, nuestro corazón, que no hay más comercio, que no hay más mal en nuestro corazón, en nuestro interior, porque Dios vive en nosotros, y donde Él vive es necesario tener pureza, es necesario tener santidad.

Que haya santidad en mi corazón y en tuyo. ¡Cuidemos, pues somos los templos del Señor!

La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!