“Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: «Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar” (Lucas 14,7-8).

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Mis hermanos, Nuestro Señor observo allí, en la casa de uno de los jefes de los fariseos, como los invitados elegían los primeros lugares. En aquel tiempo, el Señor se ha dado cuenta de eso, que, generalmente, eligio el primer lugar era un lugar de status, era un lugar nobre.

Y Nuestro Señor estaba enseñando aquel jefe de los fariseos y a todos que estaban allí, el camino de la humildad. No elegir el primer lugar, pero elegir el ultimo lugar. No esperar ser homenajeado o ser honrado, pero dejar Dios ser honrado. Y, si Él quisó, llamar hacia adelante — como Él conto aquí en la parábola —, “Mire, elija el ultimo lugar”. ¿Alguien pelea por el último lugar? ¡No! ¿No es verdad? Elija el ultimo lugar, porque puede ser que el dueño de la fiesta te invite, entonces, para sentarse en el primer lugar, entonces sí vas ser honrado.

Esta parábola que Jesús estaba contando, era sobre sus paisanos que, desgraciadamente, estaban eligiendo los primero lugares, pero fueron llamados para el último lugar debido la arrogancia y el orgullo. ¿Y quien fue invitado para el primer lugar? Los humildes, los pobres, aquellos que eran despreciados.

La humildad es con seguridad el antídoto contra el mal, es también el camino para el Cielo

Nuestro Señor nos invita a hacer el camino de la humildad, a buscar el último lugar, es decir, la sumisión a Él. Desgraciadamente, el arrogante, el orgulloso no va heredar el Reino de los Cielos. ¿Quien va heredar el Reino de los Cielos? Aquel que vivir la humildad, que vivir estar allí en el último lugar, porque el último lugar, también para Nuestro Señor, significa — servir.

No busque el primero lugar, busque el último lugar, busque vivir la humildad, busca servir. La humildad es, con seguridad, el antidoto contra el mal, es también el camino para el Cielo.

Enséñanos San Agustino: “Cuanto más el hombre se humilla, más Dios se acerca, bajando hasta él. El hombre cayó por orgullo, (Dios) recurrió la humildad para curar”. Dios, en Su humildad, ha venido para curar el hombre. Y este es el camino que el hombre debe buscar para recibir las curas que él necesita: humillarse a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo.

Ni busquemos la altivez, no busquemos los premios de este mundo. Busquemos el último lugar, nadie pelea por él. Busquemos el último lugar — en el sentido de servir. Y en el servicio humilde, esta en nuestro camino, esta en su camino para el Cielo.

La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!