“Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican” (Lucas 8,21).

Mis hermanos, en este mes de la Palabra, ¿cómo esta nuestra práctica de la Palabra? Jesús aquí esta hablando sobre aquellos que dijeran a Él: “Señor, tu madre y tus hermanos están ahí”; y Jesús dijo: “Miren, pero, ¿quién son mis parientes?”; y Jesús respondió entonces: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan y practican la palabra del Padre”.

Más que nunca nosotros somos llamados, mis hermanos, a escuchar el Señor, a leer la palabra del Señor para sabernos lo que Él quiere de nuestra vida. Hoy en día, esta tan difícil encontrar personas que escuchen. Las personas quieren hablar.

Cursos y más cursos de como hablar bien, de como hablar en público. Aún no hay curso de solo escuchar, pero necesitamos escuchar para poder hablar. Y Jesús uso, por supuesto, es con ese objetivo de decir cual era la prioridad, utilizo primero el escuchar y, después, practicar y hablar.

Nosotros necesitamos escuchar, necesitamos ser discípulos, primero, del Señor, para, después, sernos misioneros, apostoles. Primero, debemos ser discípulos, escuchar la Palabra para hacer parte de la familia de Jesús, nosotros necesitamos escuchar a Él y escuchar la Palabra; por supuesto, en este sentido de parar, de estar con Él, de leer su Palabra, de percibir lo que Él quiere para nuestra vida.

Quien escucha y quien practica Su Palabra también hara parte de Su familia en el Cielo

Tal vez, hoy, delante del mundo agitado que nosotros vivimos, que tu vives, que yo viva hoy la palabra del Señor quiere decirnos eso también “mira quedate tranquila, quítate de tiempo para que yo pueda hablar contigo pero es necesario parar”. Para un rato para estar con el Señor o un “tiempo” para estar con el Señor.

¿Aquel que ha dado la vida, Aquel que te ha dado la vida, Aquel que te ha dio todos los dones, va ser que Él no merece tu atención? Aquel que te da atención siempre, Dios también desea que tu puedas dar atención a Él. Escuche la Palabra, dedica tiempo a la Palabra, para que tu puedas, entonces, practicar la Palabra con maestría.

Que el señor nos ayude, hoy, a tener ese corazón equilibrado que se tranquiliza, que el acoge para poder transmitir, para poder pasar su buena nueva. El Señor nos ayude, hoy, a sernos discípulos de Él; discípulos de su Palabra, hacemos parte de su familia, escuchamos y practicamos su Palabra, para hacernos parte de su familia. Quien escucha y quien practica su Palabra también va hacer parte de su familia, en el cielo.

“Yo quiero, Señor, nosotros queremos hacer parte de su familia en la eternidad, por eso, nos ayude, Señor, a escuchar a Él más y practicar Vuestra Palabra”.

La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!