“Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo” (Jn 16,13).

Mis hermanos y hermanas, hoy es domingo, día del Señor. Y nosotros celebramos, con toda la Iglesia, la Solemnidad de la Santísima Trinidad, ese misterio de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Solemnidad de una necesidad vivencial. ¿Por que digo eso? Porque estos dos mil años, más de dos mil años de la historia de cristianismo, dos mil años de estudios, dos mil años de teología trinitario no bastarían se faltase el elemento experiencial.

La Santísima Trinidad – por supuesto, estos más de dos mil años de estudios ayudaran mucho para que nosotros, por medio de algunos elementos, algunos conceptos, comprendieramos un poco más la grandeza de ese misterio de la Santísima Trinidad. Pero es necesario el elemento experiencial de la Trinidad: Dios amor, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Yo y tu necesitamos experimentar la eficacia de ese amor, podemos incluso estudiar el Catecismo de la Iglesia, hablar sobre los procesos de las Personas, hablar sobre la identidad de cada una de las Personas, de las misiones, pero si nosotros no experimentamos ese Amor que circula entre las tres personas de la Santissima Trinidad y están destinados a mí y a ti, ¡no va valer de nada!

Necesitamos experimentar, porque Dios, en Su Trinidad, es compañia; Dios es comunión, comunión de amor, y esta realidad necesita estar presente en nosotros. Dios que es perfecto en Su identidad, en Su naturaleza, pero Dios es relación.

El Espíritu Santo nos revela y nos va guiar la plena verdad sobre la Santísima Trinidad

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Es decir, Dios no quiso bastarse a sí mismo. Tres personas, un solo Dios. Él no quiso bastarse a sí mismo y quiso que yo y tu experimentássemos la fuerza trinitária: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Y a ejemplo de la santísima Trinidad, yo y tu somos llamados a la comunión. Nadie es llamado a vivir solo, nadie es llamado a cerrarse en sí mismo, nadie esta destinados a vivir así. ¡Todos nosotros somos, por vocación, destinados a vivir en la comunión!

El Evangelio de hoy nos hablo, justamente, de alguien dentro de las tres Personas de la Santísima Trinidad que tiene la incumbencia de contarnos algunos secretos. Es el Espíritu Santo, el Espíritu Santo que nos revela y nos va guiar a la plena verdad sobre la Santisima Trinidad. El Espíritu Santo nos cuenta lo que el Hijo esta revelando sobre el Padre, lo que el Hijo revelo sobre el Padre.

Dentro de la Santísima Trinidad, es una complicidad de amor, porque todas las personas quieren que la otra sea conocida, quieren que la otra haga su experiencia de amor dentro de la comunión de amor que es la Santísima Trinidad.

Son cosas bellas, son cosas preciosas para reflexionar días y días, pero hoy el más importante: abre tu corazón para que tu experimente el amor y el afecto del Padre del Cielo, para que tu experimentes la fuerza de la redención del Hijo de Dios, para que tu experimentes la fuerza santificante del Espíritu Santo. Es la Trinidad del Amor que se derrama sobre nosotros en gracia, para que nuestra vida tenga sentido y nuestra vida también sea una experiencia de amor.

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!