“Entonces Pedro le dijo: “Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte” (Mc 10, 28).
En realidad, el apóstol Pedro está cuestionando Jesús sobre cual es la consecuencia de seguirlo, lo que van recibir en cambio de eso, especialmente ellos que dejaran todo para seguir Jesús. Algunas personas incluso preguntaran: “¿Pero Pedro era casado?”, “Él abandono la familia?”. Ya estaba con la familia creada, entonces, los apóstoles ya tenían una cierta edad. No sabemos decir si Pedro tuvo hijos, pero el hecho es que, si tenía, ya estaban creados.
Ellos dejaran la misión que tenían, eran pescadores de peces, y se convirtieran pescadores de hombres, según la propia misión que Jesús confió a Él. Por supuesto, que otros tenían otras profesiones, como Mateo, que era un cobrador de impuestos; sin embargo, ellos dejaran todo por causa de una misión.
El gran cuestionamiento: ¿Lo que ganamos para seguir Jesús? Primero, nosotros ya ganamos Jesús. La gracia de convertirse discípulos ya es una gracia sublime, única e incomparable, no se compara a nada material, a nada humano, la gracia de seguir y amar a Él. Por eso, independientemente de aquello que sea su misión en el mundo y de la responsabilidad que es confiada, seguir Jesús es fundamental. Sepa que la recompensa es Él mismo, Él es el tesoro, Él es la gracia, y no podemos perder a Él.
Si el Señor te llama, no dejes de seguir a Él, porque la mayor gracia y vocación es el amor
Si, muchas veces, somos llamados a renunciar lo que tenemos para seguir a Él, no nos preocupemos, porque Él no va dejar de cuidar de nosotros. ” Y todo el que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o propiedades por causa de mi Nombre, recibirá cien veces más y tendrá por herencia la vida eterna” (Mt 19, 29).
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Tengo que testimoniar que, hace 30 años, cuando tenía 15 años, fui para el seminario seguir Jesús. He dejado todo, los sueños, las expectativas de vida, para vivir nuevos sueños: ser también un pescador del Evangelio. Digo eso a los jóvenes, hombres y mujeres que son llamados en las más varias realidades y situaciones para el seguimiento de Jesús: no sea movido por el miedo.
¡Es verdad! Si lo que mueve nuestro corazón es la ganancia del mundo, Dios no suple la ganancia, la avaricia no la codicia del mundo, pero Él suple las necesidades de nuestro corazón, de nuestra alma; Él se convierte el alimento, la riqueza, y nos da toda la dimensión de la eternidad sin nunca dejar que nos iludamos en el camino. Tendremos todo eso con tribulaciones, con persecución, pero Su gracia esta con nosotros y en la vida futura, la vida eterna.
Si el Señor te llama, no deje de seguir y ni de amar a Él, porque la mayor gracia y mayor vocación es el amor. ¡Cuanto más te donas por el amor, más el amor de Dios esta en ti!
¡Dios te bendiga!