“Después, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios” (Lc 8, 1-2).
Los pecadores caminaban en la compañía de Jesús, las mujeres que habían sido libertadas y transformadas por la presencia, por el poder y por la gracia de Jesús caminaban en la compañía de Él.
El amor de Jesús se extiendo para todos, pero él comienza por aquellos que creemos de “nivel bajo”, aquellos que más necesitan, más sufren, aquello que fueran más atormentados por el mal y por el pecado, son eses que Jesús busca para más cerca de Él, y estos van con la vida atrás del Maestro porque Él transformo la vida de ellos.
De nada vale admirar Jesús, el más importante es permitir que Él transforme nuestra vida. No podemos caminar en la compañía de Él, hacernos compañía a Él, si no permitirnos ser transformados por Él.
La luz que es Jesús ilumina nuestro interior, muestra lo que hay de más oscuro: las tinieblas que están ocultas dentro de nuestra alma, las cosas que, muchas veces, no tocamos, ocultamos y mucho nos molestan. Permitamos que estas realidades sean transformadas por la presencia de Dios.
De nada vale admirar Jesús, el más importante es permitir que Él transforme nuestra vida
Es necesario ser un nuevo hombre, una nueva mujer, transformados por la presencia amorosa del Maestro Jesús. El más bonito es que no importa cual sea la situación, porque muchas de aquellas mujeres del Evangelio habían sido sanadas de malos espíritus, fueran expulsas muchas cosas de la vida de ellas y ellas se convirtieron nuevas criaturas.
María Magdalena, aquella que se convirtió la primera discípula del Maestro, aquella que primero vio a Jesús Resucitado, aquella que amo a Él con toda su vida, de ella Jesús expulso siete demonios para representar la totalidad o la grand cantidad. La vida que ella vivía tan llena de obstáculos del mal no importa. Lo que importa e que ella fue libertada por el poder del Señor. Si miramos para cada una de ellas, lo que ellas donaran, fue lo que ellas recibieran: una vida nueva y transformada.
Miro para muchas mujeres en el camino de nuestra vida, de nuestro camino, y me causa una profunda admiración. Son mujeres siendo transformadas por el poder renovador de Jesús, ellas simplemente no hablan de Jesús, ellas tiene una vida tocada por la gracia de Dios, la mentalidad nueva, la forma de vestirse, de hablar, de decir, ellas superan toda y cualquier agresividad, todo y cualquier espíritu de chismes y de intrigas. Ellas superan la vida bieja porque Cristo trajo una vida nueva para la vida de ellas.
De nada vale estar en la Iglesia porque muchos de nosotros estamos en la Iglesia, lo que es necesario es Jesús transformar la mentalidad y el corazón, para sernos personas nuevas y transformadas por el Maestro Jesús.
¡Dios te bendiga!