“No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan” (Lc 1, 13).
El misterio de este tiempo de gracia, que llamamos de Adviento, nos guía a la Navidad del Señor. Miramos personajes importantes que son colaboradores de la gracia de Dios, porque, son hombres y mujeres que respetan a Dios, así eran Isabel y Zacarias.
No basta ser personas religiosas porque, en la época de Jesús, muchos eran los religiosas y las religiosas, pero los verdaderos que respetan a Dios, aquellos que eran justos delante de Él y obedecían fielmente a Él en la Palabra y en los mandamientos, eran pocos; los pobres de Jave, como María, como José, como Isabel y como Zacarias.
Dios manifiesta Su gracia aquellos que obedecen, aquellos que, de verdad, ponen en Él su presencia y su confianza, es a ellos que Dios visita, a ellos que Dios manifiesta Su gracia y Su salvación. No son a los grandes, conocedores, pero visita aquellos que temen delante de Su Palabra, allí Dios encuentra morada y presente.
Existen muchas cosas llamando nuestra atención, pero no existe presente ni mayor gracia que Dios en el medio de nosotros
Los ángeles que acompañamos en la Primera Lectura y, después, en el Evangelio, la manifestación del ángel a Zacarias; los ángeles son, en realidad, mensajeros y comunicadores de la gracia, ellos son portadores de mensaje divina a nuestro corazón. Los ángeles de Dios están en nuestro medio para anunciar y traer la salvación. Es necesario que busquemos la mirada mística, mirada de fe, de conversión; sin embargo, tener oídos obedientes y que respeten a Dios y Su Palabra. Así se encontraba el corazón de Zacarias y Isabel, ambos siervos del Señor.
Que seamos también siervos que respeten y escuchen la Palabra del Señor; y seamos pobres de verdad. La pobreza, aquí, consiste en no poner en nada que es material la alegría de nuestro vivir y de nuestra existencia.
Que usando los bienes de este mundo, sepamos que nuestra única riqueza es el Señor Nuestro Dios; es para Él que volvemos nuestra mirada, el sentido y la razón de nuestro vivir. Existen muchas cosas ofuscando nuestra vida, incluso, en este tiempo en que preparamos para la Navidad. Existen muchas cosas llamando nuestra atención, pero no hay presente ni mayor gracia que Dios en nuestro medio.
Solo los pobres verdaderos de corazón podrán acoger a Jesús en el tiempo en que Él se manifiesta a nosotros.
¡Dios te bendiga!