“En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios” (Lc 6, 12)

Estamos conociendo, cada vez más, Jesús; y cuando nosotros conocemos a Él, aprendemos con Él lo que debemos hacer para vivir nuestra vida en Dios, para crecer en la relación con Él.

La Palabra esta nos mostrando el secreto de Jesús, y el secreto de Él es la oración, es crecer en su comunión y relación con el Padre, es estar siempre en sintonía con Él. Nosotros necesitamos tener comunión con Dios, necesitamos vivir esta sintonía con Él, porque no viviremos si no aplicamos la vida en oración.

La oración no puede ser hecha solo cuando queremos, cuando tenemos tiempo, voluntad y cuando estamos dispuestos. Oración es necesidad del alma, del corazón y del espíritu, oración es necesidad para la vida.

Jesús estaba en el momento de tomar una decisión importante, de elegir entre Sus discípulos aquellos que serían Sus apóstoles. El momento de elegir es el momento que necesitamos de luz, sabiduría, dirección; es cuando necesitamos ser guiados por la luz del Alto.

La oración es la gracia de vaciarnos de nosotros para que Dios sea todo en nosotros

¡Cuantas decisiones precipitadas ya tomamos en la vida, cuantas decisiones tomadas en el impulso de la carne, impulso de nuestra ansiedad que tanto mueve nuestro corazón, nuestro ser! Y vamos tomando decisiones, allí y aquí, sin abastecernos de Dios y de la gracia de Él. Después, es una “¡Dios nos ayude!”, porque pagamos muy caro por el precio de nuestras precipitaciones.

La gracia esta aquí: na haga nada sin oración, no viva nada sin ser en el espíritu de la oración. Entregue, en las manos de Dios, no solo en las pequeñas y grandes inquietudes, pero en las decisiones todas que tu necesita tomar en la vida, Reza el tiempo que sea necesario, pero se abastece de Dios, llenase de Él.

La oración es la gracia de vaciarnos de nosotros para que Dios sea todo en nosotros. A veces, hablamos, pero, en la oración, necesita tener esta intimidad, esta capacidad de escucha, esta capacidad de dejar que Dios hable para guiarnos.

Vamos ver que Jesús, se abastecido por la oración, también la llevo para los suyos, llevo para sanar los enfermos, para que aquellos que vienen escuchar su Palabra para ser sanados, libertos y restaurados.

El Señor quiere sanarnos, libertar y restaurar. El Señor quiere hacer la obra nueva en nuestra vida, por eso no hay gracia mayor escuchar, porque es en la oración que Dios rehace nuestro corazón.

¡Dios te bendiga!