La oración no trae respuestas mágicas a nuestra vida, sino que nos da discernimiento y sobriedad de Espíritu
“En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles” (Lucas 6,12-13)
Jesús, el Maestro, es el modelo de oración para nosotros. ¿Por qué necesitamos de la oración? La oración nos da sabiduría, el discernimiento y la orientación en un mundo donde, muchas veces, nos perdemos con tantas flechas que nos apunta hacían un lado y hacia otro. ¿Qué decisión debemos tomar? ¿Qué dirección debemos elegir?
Necesitamos contar en nuestra vida con la sabiduría de lo Alto, sobretodo, cuando debemos tomar decisiones. No decidas nada en tu vida sin antes dirigir tu corazón a Dios, pues puede ser que estemos muy inquietos con elecciones que necesitamos hacer en la vida.
En un mundo donde hay apuro para todo, donde el síndrome de la ansiedad se apodera de los corazones, donde todo hay que decidir para ayer, necesitamos situarnos en el hoy, no ser controlado por la furia del mañana, para que Dios pueda conducir nuestros pasos. No se trata de postergar, tampoco de ser una persona indecisa. Se trata de ser una persona prudente.
La oración no trae respuestas mágicas a nuestras vidas, sino que nos da discernimiento y sobriedad de Espíritu. La oración nos da la capacidad de hacer elecciones sensatas, muchas veces nos falta sensatez, tomamos decisiones como se hace en una feria de fin de semana, llegamos y está un montón de mercadería y los vendedores gritando, comentando tal o cual promoción, nos dejamos llevar y compramos cualquier cosa, cuando hacemos el balance final, nos damos cuenta que compramos cosas que no servían o que no eran tan buenas como parecían.
La oración siempre es el mejor remedio para el alma. Jesús se pasó la noche entera en oración. A veces necesitamos dedicarnos más aún, colocar más las rodillas en el suelo, doblar más nuestro corazón para ser incisivos con nosotros, para contener ese espíritu
Calma, serenidad y sobriedad, en el Espíritu de la oración tenemos la capacidad de hacer elecciones más acertadas, iluminadas, orientadas y bendecidas. Que el Espíritu de Dios esté con nosotros orientándonos para que tengamos sabiduría en las decisiones y elecciones que hacemos en la vida.
¡Dios te bendiga!