Ser vigilante es saber ser prudente, es cuidarse para no dejarse llevar por los excesos.
“Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; “las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las lámparas.” (Mateo 25,3-4)
La maravillosa parábola de las jóvenes prudentes e imprudentes nos muestra de qué manera nos comportamos en esta vida. Prudente es aquel que previene, que se cuida y está preparado para las circunstancias imprevistas de la vida.
En el mundo en que vivimos, donde la cultura de lo imprevisto crece cada vez más y se apodera de la sociedad, donde estamos aprendiendo a improvisar todo y no organizar nada, nos lleva a no estar preparados para vivir, relacionarnos y cuidarnos de las cosas. Esto nos remite a la situación final, al juicio final, a nuestro encuentro final con Dios, ese encuentro final nos hace pensar en las circunstancias de la propia vida. Todos necesitamos ser prudentes y prevenidos para las circunstancias adversas de la vida.
Quien está trabajando tiene que estar preparado, muchas veces, para quedar desempleado; quien tiene dinero hoy, tiene que estar preparado para no tener dinero; quien está bien de salud tiene que estar listo para enfermarse. Prepararse y cuidar es diferente de tener miedo, de tener aquellos excesos de preocupaciones, es decir, “cuidado” no es sinónimo de preocupación, cuidadoso es quien se prepara para no necesitar preocuparse tardíamente con las situaciones que no se cuidaron anticipadamente.
Necesitamos vencer esta cultura de la improvisación, de lidiar con las cosas solo cuando aparecen alarmadamente. No es necesario estar diabéticos para entender que el exceso de azúcar y de otros elementos nos hace mal a la salud. Necesitamos prevenir, no podemos esperar que llegue una circunstancia grave para parar de fumar.
Debemos salir de la cultura que solo nos alerta cuando las cosas están en rojo. Lo importante es que, mientras la señal está en verde, nos preparemos porque se puede convertir en amarillo y luego rojo. Por eso, ser vigilantes es ser precavido, prudente, es cuidar de no dejarse llevar por los excesos.
Quien tiene mucho hoy, mañana puede tener poco, pero si sabemos cuidar lo poco que tenemos hoy, siempre tenemos precaución para las circunstancia de la vida.
No vivamos preocupados con el mañana, sino más bien cuidemos el hoy. Esa es la espiritualidad del cuidado, porque Dios quiere que nos cuidemos día a día.
¡Dios te bendiga!