La Palabra de Dios tiene el poder de depurar y purificar todo aquello que ha tomado cuenta de este mundo, que no es auténtico
“Cuídense de los falsos profetas: se presentan ante ustedes con piel de ovejas, pero por dentro son lobos feroces” (Mt 7, 15).
La gran advertencia de Jesús para nosotros, en el Evangelio de hoy, es cuidar de aquello que es falso. Existe falsificación en todo, hay falsos profetas, falsas profecías, falsas palabras, enseñanzas y dictados. Estamos en un mundo falseado y falsificado.
Necesitamos tener cuidado con lo que no es autentico ni verdadero, con aquello que no edifica ni construye. La cuestión es que, en un primero momento, no tenemos la sabiduría, porque nos dejamos llevar por cosas falsas, acostumbramos a comprar cosas que parecían buenas, pero no eran, a comprar cosas engañosas como si fuera correctas. Nos acostumbramos a hablar cosas equivocadas para las personas, enseñar cosas equivocadas como si fueran correctas. En el mundo en que vivimos, parece común usar el equivocado y el falso como si fueran correctos y verdaderos.
La Palabra de Dios tiene el poder de depurar y purificar todo lo que ha tomado cuenta de este mundo que es falso, que no es autentico. Necesitamos dejar que la Palabra de Dios realice eso en nuestra vida y en nuestro corazón.
El Evangelio de hoy no es para quedarnos diciendo: “Mira aquel profeta, aquel predicador, aquel de otra religión, es un falso profeta”. El Evangelio de hoy es un apunte para ternos cuidado con todo que es falso en nuestro medio, en la iglesia en que frecuentamos, en el mundo en que estamos, en las relaciones que establecemos y más allá de nosotros.
Papa Francisco esta llamando mucha la atención sobre la realidad de los Fake News, y aquí no quiero referirme solo a las Fake News del mundo político, que es una preocupación del mundo en que estamos. ¡Existen muchos Fake News en el mundo cristiano, y en el mundo católico también! Son personas de iglesia, de grupos que no tiene mucha moderación, mucha reflexión en lo que hacen, y simplemente toman las cosas y van repasando. Si recibe una cosa que parece bonita o demasiada profunda, tu no refleja, no sabe de donde viene, quien mandó, quien hizo.
No es sólo porque la pintura es bonita o porque el dibujo esta bien hecho, porque tiene el nombre del padre, o de otra persona, que significa que aquello es autentico.
El mundo de hoy es el mundo de la velocidad, y hoy la velocidad de lo que es falso es, más que nunca, esparcido. El mundo va dar cuenta del mundo, pero el problema es que nosotros cristianos estamos teniendo actitudes mundanas cuando permitimos que, por medio de nosotros – sea por nuestra boca, por el uso de nuestras redes sociales – esparce lo que es falso, lo que no es correcto y mentiroso.
¡Cuidado con los falsos profetas, cuidado con las falsas profecías, cuidado con las cosas falsas que nosotros recibimos y esparcimos como si fuera verdad, porque para recogernos no damos cuenta!
¡Dios te bendiga!