La caridad profunda es de aquel que tiene un corazón desprendido y donado para saciar el hambre del otro
“Tan cierto como que vive Yavé, tu Dios, que no tengo nada cocido; sólo tengo un poco de harina en un tiesto y un poco de aceite en un cántaro. Estaba recogiendo dos atados de leña y vuelvo a mi casa para prepararlo para mí y para mi hijo. Lo comeremos y luego vendrá la muerte” (1Re 17, 12).
La belleza de la Palabra de Dios que viene a nuestro corazón hoy, es colocarnos delante de esta drama: un profeta, como es Elías, un hombre dócil, sumiso a Dios que se deja llevar por Dios. Elías entra en Sarepta y esta es la condición en que él se encuentra, allí él esta pasando hambre, sed, necesidad y él va al encuentro de una viuda que mal tenía con lo que se alimentar para ella y para su hijo. Un poco de harina y agua que ella tenía para alimentar ella y el hijo y después esperar la muerte. Pero el profeta pide a ella que alimente su sed, que ella sane su hambre. El poco o nada que aquella mujer tiene, reparte con Elías, con su hijo y con ella. La viuda sana el hambre de aquel hombre de Dios.
Para nosotros, es un ejemplo de lo que es, de hecho, la caridad, que necesita ser vivida en la vida de cada uno de nosotros. Basta ver que los más pobres son aquellos que más saben repartir lo que tienen, ellos reparten lo que nada tienen con quien no tiene realmente nada.
Caminamos en tantos lugares de este mundo de mi Dios y vemos como los pobres reparten lo que tienen, como ellos comparten el poco de arroz y de frijoles que tienen. Es escandaloso para nosotros cuando sobra comida en nuestra despensa, cuando vemos niños dejar comida en el plato, escandaloso cuando vemos muchos desperdicios ocurriendo en el mundo, pero escandaloso todavía es nuestra poca capacidad de compartir. Hablemos de caridad, hacemos una practica aquí y allá, pero la caridad profunda y verdadera es de aquel que siempre comparte lo que tiene, sin miedo tiene un corazón desprendido y donado para sanar el hambre del otro; el hambre de amor, de presencia. Comparte la vida con intensidad de corazón es la caridad que debe estar siempre ardiendo dentro de nuestra alma.
¡Dios te bendiga!