No es la cuestión consanguinidad que nos hace familiares de Jesús, pero es la intimidad con Él y con el Padre
“Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de Dios es hermano mío y hermana y madre” (Mc 3, 34-35).
Jesús nos quiere en Su familia, Él esta diciéndonos como desea que seamos familiares de Él.
La familia representa por encima de todo, intimidad. Cuanto más familiar a nosotros, cercano, más intimo, más esa persona hace parte de nuestra vida. Tiene personas que ni hacen parte directamente de nuestra familia, pero son tan familiares, tan cercanas, tan intimas, ellas tienen tanta comunión con nosotros, con nuestra vida, que las consideramos familia.
No quiere decir que dejamos nuestra familia y ahora consideramos los demás de fuera como nuestra familia. No es nada de eso, es cuestión de comunión con la vida, con lo que creemos, con nuestra intimidad, y eso crea respeto y reciprocidad. Con el Reino de Dios es de esta forma, no basta tener parentesco. No es la cuestión consanguinidad que nos convierte familiares de Jesús, pero es la intimidad con Él y con el Padre. Jesús esta diciendo eso porque su madre es la persona más cercana, mas intima a Él, además ni todos Sus familiares creen en Él, adhieren las palabras de Él, por eso ni todos tiene comunión con Él.
Podemos y debemos tener comunión con Jesús, Él quiere que hagamos parte de Su familia, Él nos quiere íntimos a Él, juntos de Él. Nuestra decisión de cada día es hacer la voluntad de Dios, es poner en practica lo aprendemos en el Evangelio, en la vida, en la enseñanzas de Jesús.
Cada vez que nos esforzamos, que morimos para nosotros mismos para que Dios crezca en nosotros, para que la voluntad de Él se realice en nosotros, más intimo y familiares nos convertimos de Jesús.
Seamos la familia de Jesús, porque Él quiere ser cada vez más cerca de nosotros.
¡Dios te bendiga!