10 Mar 2021

Vivamos bien los mandamientos de Dios

“Por tanto, el que ignore el último de esos mandamientos y enseñe a los demás a hacer lo mismo, será el más pequeño en el Reino de los Cielos. En cambio el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los Cielos” (Mt 5, 19).

Miraran para Jesús y comprendieran que Él vino eliminar la Ley, los profetas, los mandamientos y enseñanzas que ellos han traído. Es el contrario, Jesús vino no solo para cumplir, como también para enseñar a cumplir. Pero no cumplir, y si en la gracia y en el espíritu; no solo cumplir con lo que es ventajoso, pero cumplir con determinación cada mandamiento y enseñanzas exigen de nosotros.

Por lo tanto, no despreciemos los mandamientos, las enseñanzas ni hagamos de los mandamientos un paquete de acuerdo con nuestras convicciones humanas y no religiosas. Es necesario convertirse a Jesús, es necesario convertirse al Señor, para que podamos no solo vivir, pero enseñar con la vida los mandamientos del Señor Nuestro Dios.

Los mandamientos son vida para nuestra vida, son reglas para que nuestra vida humana sea plena, pero más reglas, los mandamientos de Dios son vida para nuestra vida. ¡No desprecies una solo de ellos! No ponga un mandamiento que tu vives y desprecias los demás.

No hagamos de los mandamientos un paquete de acuerdo con nuestras convicciones humanas y no religiosas

Tu puedes decir así: “Yo amo a Dios sobre todas las cosas, porque Dios es todo para mí”, “Dios esta en primer lugar en mi vida”, “Todo que hago pongo siempre Dios en primer lugar”, “tengo honor a Dios porque rezo todos los días”. ¡Que lindo! Esta cumpliendo el primer mandamiento, pero cumpla los demás también, honor a Dios con las palabras, no ofendiendo a Dios poniendo a Él donde no está, pero ame y respeta profundamente su prójimo.

“Yo respeto”, “Nunca he matado nadie”, “Yo defiendo la vida por encima de todas las cosas”. Es verdad, defienda la vida y no te conviertas una persona agresiva; defienda la vida y promueva la vida de todos. Es verdad, yo nunca he adulterado, pero viva la pureza en la mirada, en el pensar, en el sentir y en el actuar. De nada vale vanagloriarse porque tu nunca has robado, pero si no respetas lo que es del otro, no has devuelto lo que has emprestado, eso nunca te puso más que los demás o por encima de ellos.

Es necesario no solo reparar lo que los demás no hacen, pero reparar lo que dejo de hacer e ignoro hacer en la vivencia de la Ley de Dios. Con humildad practiquemos, con humildad podamos rever nuestra vida, pero, con mucha humildad, podamos practicar los mandamientos de Dios sin ignorar lo que pensamos de menor importancia.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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