05 Aug 2019

Tengamos compasión de los más necesitados

“Al desembarcar Jesús y encontrarse con tan gran gentío, sintió compasión de ellos y sanó a sus enfermos” (Mt 14, 14)

Hoy, miramos para Jesús y queremos pedir que en nosotros estén los sentimientos de Él, porque Jesús era profundamente de Dios, todo de Dios y profundamente humano.

La humanidad de Jesús estaba triste, porque, mismo Él se retirando, estaba triste con lo que ocurrió. Juan Bautista habida sido martirizado, Él se recogió para meditar, además, vio la multitud y compadece de ella.

Necesitamos compadecer uno de los otros, pero necesitamos tener compasión, especialmente de los más sufridos y de los más necesitado. Si nosotros perdemos la compasión, perdemos el sentimiento evangélico más noble que es la capacidad de sufrir y sentir con el otro, estar con el otro.

Puede ser que no cambiemos el mundo, pero podemos sufrir con el mundo, luchar con el mundo y dar lo mejor para aliviar el sufrimiento del otro.

Puede ser que no cambiemos el mundo, pero podemos sufrir con el mundo, luchar con el mundo y dar lo mejor para aliviar el sufrimiento del otro.

Jesús, compadeciendo, san[o y cuido de los enfermos. El primero lugar donde se debe volver y mirar es para los enfermos, para los enfermos sufridores. Existe una multitud de hermanos nuestros que están en los hospitales, en nuestras casa, en nuestro medio sufriendo y padeciendo las más varios males en el cuerpo, en el alma, en el espíritu y en las emociones. Cuantas enfermedades emocionales están se manifestando en nuestro medio, y no podemos confundirla con el mal. Por más enfermo que la persona esté, ella merece nuestro amor, nuestro cuidado y nuestra compasión.

Si nosotros perdemos la compasión, perderemos el sentimiento evangélico más noble que es la capacidad de sufrir con el otro

Las personas están hambrientas, no tiene lo que comer, lo que vestir; y, es más fácil apartarse de ellas. Así querían hacer los discípulos, pero Jesús dijo: “Que vos puedas dar de comer”.

Nosotros no podemos cerrarnos en el sentimiento egoísta de que lo que tenemos es solos nuestro, además de no sernos capaces de quitar del bolsillo, de la mano o del corazón para alimentar el hambre y la sed del otro; para dar lo que vestir a quien no tiene lo que vestir. Nuestro cristianismo no puede convertirse egoísta, porque, este camino cristiano o esa religión no es la de Jesús.

Jesús esta ordenando a los suyos: “Que vos puedas dar de comer”. Cuando no tenemos el alimento para dar, nosotros mismo nos convertimos alimento para el otro, damos el alimento de nuestra atención, los escuchamos y necesitamos hacer eso con nuestros hermanos que están sufriendo. Necesitamos repartir y compartir el pan. Porque Jesús tomo el pan y dio a Sus discípulos y ellos distribuyeron a las multitudes.

Yo sé que todos nos gusta de estar con Jesús en la Eucaristía, pero antes del milagro de la Eucaristía que fue Su propio cuerpo, Jesús cogió el pan que alimenta el hambre de materia (la que todos nosotros tenemos para la supervivencia) y lo repartió.

No se puede repartir la Eucaristía, tomar la Eucaristía, si no sabemos repartir nuestro pan de cada día. La Eucaristía se celebra en la Iglesia, y sí la vive en las calles y en todas las dimensiones del sufrimiento humano, en que vamos ser el pan de Cristo para los sufridores, para los enfermos, para el mundo que esta padeciendo con hambre, miseria y muchas otras situaciones opresores.

Necesitamos ser presencia viva de una Jesús que es vivo y Se compadece de Su pueblo.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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