25 Mar 2018

Solo experimentamos la gloria cuando abrazamos la Cruz

La gloria verdadera solo viene cuando sabemos abrazar la Cruz y los crucificados que están a nuestro lado

“El, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano” (Flp 2, 6-7).

Hoy, celebramos el Domingo de Ramos y de la Pasíon de Nuestro Señor Jesucristo. Estamos acostumbrados a recordar la Pasión del Señor en el Viernes de la Pasión de Cristo, pero, en este domingo la Iglesia ya celebra el Cristo que sufre Su Pasión, para entender que Él entra glorioso en Israel.

Entienda que ese “glorioso” es porque el pueblo en Jerusalén exclamaba: “¡Hosanna! ¡Bendito Aquel que viene en nombre del Señor!”. Esta fue la única vez que Cristo permitió ser exaltado y glorificado por los hombres. ¿Por que Él permitió? Porque el Cristo exaltado es el Cristo Crucificado, es el Cristo humillado, pisoteado, juzgado y condenado. Cristo que eleva en la Cruz como nuestro Salvador.

Quien esta siendo exaltado es el siervo sufridor, es el triunfo del siervo de Dios que experimenta el rechazo y el sufrimiento. ¿Estamos exaltando el sufrimiento? ¡No! Estamos transformando el sufrimiento y el rechazo que los hombres imponen a Dios en salvación para nosotros. Nos ponemos al lado de Cristo Crucificado y no lo rechazamos y tampoco lo abandonamos.

Exaltamos el Señor cuando Él entra glorioso en Jerusalén, de esta forma, quedemos junto con Él en Su muerte, en Su redención, porque Cristo no se usurpó de Su condición divina. Por el contrario, Dios se hizo hombre y, a la medida que, era reconocido como hombre, Él se humillaba aún más. Se convirtió esclavo y obediente hasta la muerte de Cruz. El Cristo que celebramos hoy, es el Cristo que vamos celebrar glorioso y resucitado para siempre.

No llegamos a la gloria sin abrazar la Cruz, los sufrimientos, los dolores de la vida. El Cristo que celebramos esta con nosotros en nuestras victorias, en los éxitos que tenemos en la vida. Es el Cristo que esta presente cuando un niño nace; es el Cristo que esta en las victorias que cada uno experimenta en la vida, además, es también, lo mismo Cristo que esta con nosotros en las enfermedades, en los sufrimientos, en la muerte. El mismo Cristo que encontramos en una vida naciente, es el mismo Cristo que esta con el enfermo, enfrentando una larga enfermedad.

(… ) El Cristo que esta encima del burrito es el mismo Cristo que esta en los brazos abiertos en la Cruz.

Amamos el Cristo que nació en Belén como niño, a quien besamos; amamos a Cristo que fue predicado en la Cruz como el peor de los hombres, por eso, la vida no es hecha solo de gloria. La gloria verdadera solo viene cuando sabemos abrazar la Cruz y los crucificados que están a nuestro lado.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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