03 Jan 2020

Reconozcamos nuestra iniquidad

“Si alguien dice: «Yo lo conozco», pero no guarda sus mandatos, ése es un mentiroso y la verdad no está en él” (1 Jn 2,4).

Quien permanece en Jesús purifica a sí mismo, y Él mismo vino purificarnos, por eso no podemos permanecer en Jesús y permanecer también en el pecado. No da para ser de Jesús y ser también del pecado, no podemos querer servir al pecado, porque eso es iniquidad, es del mal.

Yo sé que todos nosotros tenemos una naturaleza débil, todos tenemos nuestras debilidades humanas, pero es por eso que Dios vino, es por eso que Jesús esta en nuestro medio. No es para decir: “pobre”, pero es para purificarnos y redimirnos de aquello quita nuestra vida.

Necesitamos reconocer nuestra iniquidad, aquella fuerza del mal que esta en nosotros y que nos lleva a tener mal pensamientos

No hay nada mas destruido para la vida humana que el pecado. El pecado destruye y corroe y corrompe los pensamientos, los sentimientos, las relaciones humanas. El pecado nos lleva a mentir, a engañar; el pecado nos seduce y nos lleva a seducir los demás.

Necesitamos comenzar el nuevo año purificándonos con la gracia de Dios, porque necesitamos ducharnos para lavarnos y purificar el cuerpo, para que no crezca la suciedad que esta en nosotros, imagina la suciedad que esta en el alma, en el corazón, en los pensamientos, en los sentimientos, en el cual es necesaria la purificación interior.

¿Cómo podemos purificarnos? La primera cosa es volvernos par Jesús, invocarlo como nuestro Señor, Salvador y Libertador. Delante de Jesús, reconocer que somos pecadores, pero no reconocemos a Él de forma genérica: “Todos somos pecador”.

Necesitamos reconocer nuestro pecado, nuestra iniquidad, aquella fuerza del mal que esta en nosotros, que nos lleva a tener mal pensamientos, mal sentimientos, mal comportamientos. Necesitamos reconocer el pecado, y una vez reconocido, invocar Jesús sobre ese pecado y pedir la purificación y la liberación. Confesar nuestros pecados para Dios de forma sacramental.

Hoy, el primer viernes del mes, que la gracia comenzarnos el año purificando, lavándonos y renovándonos, y es obvio que no podemos olvidarnos de luchar, de combatir, en nombre de Jesús, el pecado de nuestra vida. No desistir, no desanimar, porque Él esta de nuestro lado para combatir con nosotros.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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