01 Aug 2019

Necesitamos separar de nuestra vida lo que es viejo

“Aquí tienen otra figura del Reino de los Cielos: una red que se ha echado al mar y que recoge peces de todas clases. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla, se sientan, escogen los peces buenos, los echan en canastos y tiran los que no sirven” (Mt 13, 47-48).

La gracia del pescador es poder tirar sus redes al mar y de ella tirar lo que necesita, el pez para su supervivencia. Por supuesto que el pescador va ter discernimiento, porque él va saber que, en aquella red, no vinieran solo peces buenos, peces vivos y comestibles; algunos peces están estropeados, y algunas cosas estropeadas también vinieran en la red, y es necesario que el pescador haga la separación.

Es verdad que, en el fin de los tiempos, Dios va separar lo que es bueno de lo que no es, pero es también verdad que, en el tiempo que nosotros estamos viviendo, necesitamos separar lo que es bueno de lo que no es bueno, lo que presta de lo que no presta.

Vamos comparar libros – ¡existe buenos libros, gracias a Dios! -, y existe libros que no sirven, que no nos alimentan, que no hacen bien para nuestra cultura tampoco para nuestra formación moral. Y yo podría decir eso de varios aspectos de la vida, de las películas que nosotros vemos incluso de la comida que nosotros comemos y de muchas otras cosas.

Es muy importante discernir lo que entra en nuestro corazón, lo que escuchamos de las personas, lo que vemos a nuestro alrededor. Necesitamos tener el don del discernimiento, y el don del discernimiento es el don de separar, el don de saber elegir: “Eso es bueno. Eso no es bueno” .

Necesitamos separar lo que es bueno de lo que no es bueno, lo que presta de lo que no presta

La mujer que va al supermercado tiene una mirada clínica, ella sabe lo que presta para llevar para casa y lo que no es tan bueno. Ella va al mercado y ve todas aquellas frutas y legumbres, ella sabe distinguir las que están buenas y las que no están. Necesitamos de esta sabiduría para la vida, la sabiduría de saber discernir y distinguir, saber hacer opciones, porque, muchas veces, estamos tragando lo que nos pone delante y no estamos separando lo que es bueno de lo que no es bueno.

Así como un padre de familia, que quita de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas, necesitamos separar también de la vida lo que es viejo, lo que se estropeo, lo que no sirve más. No podemos quedar acumulando, en el armario, en casa, cosas que nos son más utilizadas, cosas que ya son viejas con el tiempo, como también no podemos dejar permanecer dentro de nosotros cosas que ya están viejas, estropeadas y que ya pasaran del tiempo.

Es siempre importante podar. Los arboles son podadas, y es necesario podar también nuestros corazón, nuestras opciones, lo que nosotros realizamos.

La sabiduría del Evangelio es para ser aplicada en nuestra vida cotidiana. Necesitamos de sabiduría para saber vivir. No es necesario tener mucho conocimiento, pero es necesario mucho discernimiento para las opciones que nosotros hacemos en el cotidiano en nuestra vida. Aquellos varios papales que vamos juntando, separemos siempre, tiremos en la basura siempre todo lo que recibimos, todo que ganamos, pero no nos olvidemos de mirar lo que esta dentro de nuestro corazón, porque tiene cosas que nos sirven para nada y aún nos destruyen por dentro.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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