14 Jan 2020

Necesitamos de autoridad para expulsar el maligno de nuestra vida

“Jesús le hizo frente con autoridad: ¡Cállate y sal de ese hombre!» El espíritu impuro revolcó al hombre en el suelo y lanzó un grito tremendo y luego salió de él” (Mc 1, 25-26)

La verdad es que los espíritus malignos están perturbando el mundo, nuestra vida, nuestras casas y nuestras familias. Los espíritus malignos son perturbadores mismo. El espíritu mal que tomo cuenta de la vida de ese hombre quito de él el sentido y la razón de vivir.

Si dejamos los espíritus malos vivir en nosotros, ellos también actuaron en nuestra vida. No podemos negar cuanta cosa del mal esta reinando en nuestro medio, porque el espíritu del mal no es solo aquella posesión diabólica, pero son los sentimientos diabólicos que toman cuenta de la vida y d ellas relaciones humana.

Cuando no es un sentimiento de posesión, las personas están teniendo unas as otras en el sentido de posesión. El maligno hace más, porque él lanza el espíritu del celo, de la envidia, de la competición, y va articulando, va tirando y sembrando entre nosotros discordias, espíritu de disputa, poniéndonos unos contra los demás. Él siembra la discordia y la maledicencia, por eso estamos hablando mal unos de los otros.

El maligno es perturbador en nuestra propia mente. Cuando dejamos que él violentamente actúa en nosotros, no conseguimos controlar nuestra rabia, nuestra rabia, simplemente explotamos unos contra los otros, decimos cosas pesadas.

Necesitamos tener autoridad para que el mal no mande en nuestra vida

Hay bocas que ya fueron consagradas al maligno, porque fácilmente hablan palabrotas, palabras feas, palabras torpe, pesadas, palabras de maldición.

¡Como él es invocado en palabras tan malditas que salen de la boca de muchos de nosotros! Vemos padres gritando con hijos, y hijos que están gritando con tus padres. No podemos dejar que un hijo hable alto con su padre. Un padre y una madre no pueden hacer de tu casa un griterío, donde todo es resuelto en un grito, en peleas, porque el maligno quiere que nuestra casa sea un infierno.

Cuando estoy escuchando alguien decir: “Mi vida esta un infierno”. Si tu vida esta un infierno, es porque el maligno esta haciendo fiesta dentro de ti, cerca de ti. En nuestras relaciones de trabajo y convivencia humana, necesitamos de la autoridad de Jesús para expulsar estos espíritus malignos, incluso, intimando: “¡Cállate y sal de ese hombre!”.

No permitamos que estos espíritus malignos hablen en nosotros, actúen en nosotros, pero si callen y sal de nuestra vida, aún que cause un alboroto y una violencia, como en este hombre, pero que seamos libertos en la autoridad de Jesús.

Quien no tiene autoridad sobre tu vida, sobre tus sentimientos y pensamientos, no tendrá autoridad en tu casa, en tu familia, en nada que vas hacer. Ellos admiraban Jesús, porque Él enseñaba con autoridad, pero Él tenía autoridad sobre el poder del mal por eso necesitamos tener autoridad, para que el mal no mande en nuestra vida.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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