28 Apr 2022

Pide a Jesús la gracia de tener la visión del Alto

“El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida” (Jn 3, 31-34).

Mis hermanos y mis hermanas, nosotros estamos caminando en este tiempo pascual. Y nosotros somos movidos, apartir de la lectura del nuevo testamento, en el Domingo de Pascua: Si resucitastes con Cristo, buscad las cosas del Alto. Y, hoy, esta temática “cosas del Alto” vuelve aquí en el evangelio que nosotros reflexionamos, porque Jesús esta hablando a sus discípulos, y también a cada uno de nosotros, de la necesidad de tener esta visión del Alto, que se contrapone a la visión de bajo, a la visión de la tierra, a una visión carnal. Y nosotros podemos ver la vida, los hechos y nuestra realidad espiritual bajo estas dos perspectivas: la visión del Alto y la de abajo.

Nosotros nos acostumbramos mucho con la segunda opción, nos acostumbramos mucho en ver la vida apartir de las cosas de abajo, sin ver el significado profundo de las cosas; sin, muchas veces, dar un sentido espiritual a las cosas que nosotros vivimos. Pero nosotros estamos aquí, hoy, delante de la afirmación de Jesús, de que Él sí tiene la visión del Alto; Él nos trae, verdaderamente, las cosas del Padre, las cosas que se refieren a Dios, las cosas espirituales.

Pidamos al Señor la gracia de tener Su visión, la visión del Alto, la visión espiritual sobre todas las realidades

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Una vez que el Hijo de Dios se encarno, una vez que el Hijo de Dios se puso en nuestro medio, Él trae esta visión diferente. La visión de Jesús no es fragmentada, y sí una visión de conjunto; no es una visión minimalista de las cosas, no es cauistica, pues la visión de Jesús es un todo. Jesús ve, por ejemplo, el ser humano en todos sus aspectos, y no simplesmente en el aspecto espiritual o biologico, pero Jesús nos mira con una capacidad inmensa; y nosotros somos llamados a entrar en esta visión de Jesús. Por eso, Él nos da Su espiritu; Él dijo: “Da el espíritu sin medida”.

Nosotros estamos caminando, en este tiempo pascual, pero no nos olvidemos que también estamos caminando para la celebración de Pentecostes: cinquenta días después de la Pascua, nosotros celebraremos Pentecostes. Y ese Espíritu que Jesús nos da, que es enviado sobre todos nosotros, por el Padre y por el Hijo, nos trae otras medidas. El Espíritu Santo nos trae otras modalidades de ver la vida, otra forma de ver nuestra vida, la del otro; de ver la vida de Dios, las cosas de Dios. Por eso, hay la necesidad de acercarnos de la gracia de Dios manifestada en Jesuscrito, el Señor; gracia de Dios manifestada en el Espíritu Santo, que es Señor y da la vida, para que nosotros aprendamos, de hecho, a ver las cosas con la visión del Alto.

Los hechos que nos ocuren, por ejemplo, las realidades de nuestro día a día, las minimas cosas que nos ocurren necesitan tener una visión espiritual, una visión del Alto, porque todos los hechos, todo lo que nos rodea, todo aquello que nos ocurre necesita concurrir para nuestro bien, para la salvación de nuestra alma, para llevarnos para Dios. San pablo nos garante esto: “Todo ocurre para el bien de aquellos que aman a Dios”.

¡Pidamos, hoy, al Señor, la gracia de tener Su visión, la visión del Alto, la visión espiritual sobre todas las realidades!

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

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