“Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, pero el que sacrifique su vida por causa mía, la hallará” (Mt 16, 24-25)
Yo quiero seguir Jesús. Si nosotros queremos seguirlo, Él esta diciendo: “Me sigan. Vengan atrás de Mí, pero seguirme es necesario renunciar a sí mismo”. Muchas veces, no salimos del lugar y no conseguimos seguir los pasos de Jesús, porque somos muy egoísta y individualistas, pensamos mucho en nosotros, la vida gira alrededor de nosotros, de nuestras ocupaciones, de nuestro “yo” y de nuestro ego.
La palabra “renuncia”, en el mundo en que vivimos, no es muy bien vista y bienvenida. Nadie quiere renunciar, todo mundo quiere ganar, todo mundo quiere ventajas y sobresalir al otro.
Tu puedes ganar muchas curtidas, mucas palmas, muchos aplausos, ventajas e incluso mucho dinero, pero no va ser un seguidor de Jesús. Porque el seguidor de Jesús es aquel que renuncia.
Necesitamos renunciar la mentalidad, los sentimientos y las ventajas que el mundo tanto pone en nosotros
La palabra “renuncia” tiene un sentido profundo en la visión evangélica. Renuncia quiere decir pierda, quiere decir abrir de ventajas, de reconocimientos, dejar de ser mejor para ser discípulo de Jesús. La renuncia de sí mismo es el ejercicio diario del discípulo de Jesús la renuncia de la voluntad, de las cosas del mundo, del pecado y de muchas otras cosas que el mundo nos ofrece para llevar nuestra cruz y seguir Jesús.
Salvar la vida es perder en el sentido de dar, de donar y hacer la oblación de sí mismo, para que la vida de Dios este en nosotros, las ventajas y predicaciones del mundo están impregnadas en nosotros. Y necesitamos renunciar la mentalidad, los sentimientos y las ventajas que el mundo tanto pone en nosotros.
A veces, es preferible que tengamos una vida razonable ganando menos, pero estarnos uniendo los verdaderos valores con nuestra familia, que todo los días queremos contar ventajas, tenemos búsquedas incansables financieras en eso y en aquello perdiendo lo que es esencial.
Luche mucho en la vida para ganar la vida, porque ganamos la vida sabiendo perder, para ganar Dios y Él ser el bien y la gracia mayor de nuestra vida.
¡Dios te bendiga!