“Cuando pidan a Dios, no imiten a los paganos con sus letanías interminables: ellos creen que un bombardeo de palabras hará que se los oiga” (Mt 6,7).
En este tiempo cuaresmal, tiempo de gracia que estamos viviendo, no podemos perder el objetivo ni la meta, y nuestra meta es crecer en la comunión con Señor, nuestra meta es crear intimidad con el Señor Nuestro Dios, es caminar con Jesús en la observancia de Su propia Cuaresma, que fueron Sus 40 días en el desierto. Por eso, la importancia y el fundamento de la oración.
Necesito enfatizar que tenemos que ser bueno en nuestra oración personal, dedicar más tiempo a ella y dejar de lado practicas y costumbres. Necesitamos dejar de lado, incluso, aquello que tenemos dedicado hace tiempo: a las redes sociales, en la internet, en la televisión y otros consumismos de tiempo presente para dedicarnos a la oración sobria, guiada, autentica y verdadera como nos enseña el Maestro Jesús.
Primero, no necesitamos usar de muchas palabras, porque la oración es más escuchar que hablar. Cuando aprendemos a escuchar, aprendemos a crecer en la relación con Dios por vía de la oración.
No se impresione creyendo que cuanto más hablamos, más vamos rezar. Es el contrario, cuanto más escuchamos, cuanto más dejamos Dios hablar, más entregues estaremos en la oración.
Necesitamos que ser bueno en nuestra oración personal, necesitamos dedicar más tiempo a ella
La oración es guiada al Padre, no a nosotros; la oración es guiada Aquel que es nuestro Creador, por eso toda oración es para exaltar, glorificar y santificar el Padre, que es Padre de todos nosotros.
Es por eso que, mismo solo, en nuestra oración personal, no decimos: “Padre Mío”, porque ese Padre es nuestro, ese Padre es de todos nosotros. Por eso toda oración nos lleva a santificar, exaltar, glorificar el nombre del Señor, nos lleva a cuidar del hermano, a preocuparnos para que el pan sea “mío”, para que todo que tenemos no sea “mío”, pero sea nuestro.
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La oración tiene el poder de transformar, ella romper nuestro orgullo, nuestro egoísmo, nuestras vanidades y transforma nuestra mentalidad. Muchas veces, rezamos para que las cosas ocurran de nuestra forma, rezamos para tener conquistas, para que las cosas sean de nuestra manera.
“Que sea Tu voluntad”. No hay gracia mayor que someter a la voluntad de Dios. Muchas veces, no la comprendemos, por eso tenemos, pero para quien esta en Dios no hay temor, no hay miedo, porque tenemos un Dios que cuida de nosotros. Aprendemos a ser cuidados por Dios por la vía de la oración.
¡Dios te bendiga!
