“Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado” (Lc 14, 11).
Jesús fue invitado para participar de un banquete en la casa del jefe de los fariseos. Él observo que los invitados elegían los primeros lugares.
No hay ninguno problema en sentarnos delante en las celebraciones o en otros lugares, pero en este contexto, ellos están eligiendo los primeros lugares porque se creen dignos de los primeros y de los mejores lugares.
Muchas veces, nos comportamos así en el mundo, en la sociedad, tenemos una visión elevada de nosotros, siempre creemos que merecemos lo mejor, que nosotros somos los mejores. Merecemos sí el mejor, pero no podemos nos creer mejores que los demás, porque los primeros lugres estaban reservados para las personas que eran dignas de aquel lugar.
Cuando nos ponemos delante porque somos dignos, importantes; por estar en primero lugar, ese sentimiento terribles toma cuenta de nosotros y nos deprimimos, nos retrae. Nos frustramos en la vida todas las veces que no somos tratados como creemos que deberíamos ser, es decir, cuando despertamos para la vida y damos cuenta que no somos esta cosa toda que siempre creemos que deberíamos ser.
Es siempre importante elegir el último lugar, porque después Dios nos va dar una lugar mejor
La gran virtud de la vida es la humildad que nos da realmente la docilidad para vivir bien y con sanidad esta vida. Porque quien no es humilde, con seguridad, sufre mucho en esta vida, porque el sentimiento de la grandeza alineado al orgullo y la soberbia nos lleva a la frustración, a la decepción y paramos en la vida, porque queríamos ser el más recordado, el más querido y el más importante. Creamos una condición de creer que estamos siempre en alta y así por delante.
El más importante es despertar para la vida, es reconocer nuestra condición, es comenzar siempre debajo y estar en el último lugar. Yo sé que vivimos en una mentalidad de época donde filosofías y programas quieren levantar nuestra autoestima: “Tu todo puedes. Tu es el más importante. Tu es el mejor”. Pero cuando caemos en nosotros, percibimos que ni siempre somos los mejores, que nosotros tenemos limites, debilidades; que, hoy, tenemos mucha energía y, mañana, no tendremos: hoy, tenemos una extrema salud y, mañana, no tendremos. Por eso, es siempre importante esoger el último lugar, porque, después, Dios nos va dar lugar mejor que aquel que creemos merecer y buscamos.
No vamos estresar, no vamos pelear, no vamos decepcionar, no vamos vivir una frustración terrible porque creemos ser lo que no somos. Por eso, muchos que creen que son los primero, van ser los últimos; y, muchos que hoy se elevan, después van ser humillados por la propia vida.
¡Dios te bendiga!
