27 Oct 2018

El remedio es convertirnos y cambiar de vida a cada día

“Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera” (Lucas 13, 3).

Algunas personas estaban intrigadas con lo que sucedió con la sangre de los galileos, que Herodes había mezclado después de Pilato haber mandado matarlos.

Las personas estaban creyendo que aquella desgracia, aquel acontecimiento negativo con los galileos era castigo, porque, en el pasado, hicieran alguna algo mal, y estaban pagando por eso.

¡Esta mentalidad es presente en la cabeza de muchas personas hasta hoy! Algunas incluso, por creer en la reencarnación, creen que muchas personas, pobres y miserables, están sufriendo, en los días de hoy, porque, en el pasado, en otras encarnaciones, como acostumbran predicar, hicieran algo mal; entonces, volvieron aquí y están pasando por eso.

Necesitamos, primero, refutar esta mentalidad, decir que ella no es cristiana. Toda y cualquier mentalidad, predicación o afirmación que predica la reencarnación, no esta de acuerdo con la verdad evangélica.

El Evangelio es aquel que nos trae Jesús vivo y resucitado, y nos dice que nosotros también resucitaremos como Él. Jamás volveremos, en otras vidas, para pagar por los males que podamos haber hecho en esta vida.

Como dice en la Carta a los Hebreos, el hombre murió solo una vez, y después de la muerte viene el juicio. ¡El juicio no es para volver la vida aquí en la Tierra!

La segunda cosa es que, mismo aquí en la Tierra, no podemos pensar que las cosas negativas que pueden ocurrir con las personas sean castigo. Las fatalidades ocurren, como un accidente, una situación trágica. ¡Tenemos de lamentar, porque el corazón duele! Necesitamos buscar lo que ocurrió, pero jamás imputar que un accidente o situación trágica fue un castigo para la persona.

Nuestro Dios es aquel que cuida, es aquel que ama a todos de forma incondicional. Es verdad que toda acción genera una reacción, es verdad que podemos poner nuestra vida en riesgo, pero jamás podemos afirmar, en el Evangelio, que quien sufre este o aquel mal es porque Dios esta castigando.

El Dios del Evangelio es el del amor, no es el Dios del castigo. Cuando Él nos dice que, cuando no nos convertimos, vamos todos perecer del la misma forma, es porque puede ser que una persona sufra un accidente, pase por alguna situación trágica en la vida, pero la gracia de Dios cuidará de ella. Pero si morimos en el pecado, nos alejamos de Él. No hay tragedia ni desgracia mayor para nuestra vida que esta.

El remedio es convertirnos, es cambiar de vida a cada día, incluso, cambiamos nuestra cabeza, nuestra mentalidad, para no pensar como el mundo ni dejarnos llevar por mentalidades engañosas, que no corresponden al Evangelio.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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