“Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’. Porque el Reino de Dios está entre ustedes” (Lc 17, 20-21).
Hay, en nuestro medio, muchas personas que son alarmistas, les gustan de hacer alarde, del alarme: “Mira, Jesús esta volviendo”. Ya vi eso incluso en placas, en outdoors en muchos lugares. Es evidente que Jesús esta volviendo, pero, más que volviendo, Él ya esta en nuestro medio. Esta es la primera gracia, es la primera realidad que necesitamos reconocer: Él vive, esta en nuestro medio e ya vino hasta nosotros.
¿Sé que Él vendrá en la segunda venida definitiva, pero si no he abrazado Su primera venida, como voy abrazar Su venida definitiva? Entonces, el Reino de Dios, el cual Jesús esta hoy refiriéndose, no viene de forma ostensiva, es decir, donde hace todo un alarde para decir que Él esta llegando.
¡No! El Reino de Dios llega de forma sencilla y humilde, pero, si no prestarnos atención, no reconocemos. Solo quien realmente despoja el corazón del orgullo, de la soberbia y, en la simplicidad, acoge el Reino de Dios, es quien experimenta Su presencia viva en nuestro medio.
El Reino de Dios llego en María, en el vientre de Ella; el Reino de Dios vino a nosotros en un nacimiento sencillo y pobre en Belén, ocurrió en la Galilea, donde Jesús predicaba y anunciaba el Reino de Dios.
El Reino de Dios engendra confianza y amor; engendra corazones que se vuelvan para Dios con mucha generosidad
El Reino de Dios esta ocurriendo. No quedes esperando cosas grandiosas, no quedes esperando guerras, conflictos y señales en el Cielo. Cuando eso llegar, para nosotros no va ser ninguna novedad, porque ya estaremos preparados, muñidos, agraciados; y no importa se va ser aquí o allá, no necesitamos quedar atrás de Armagedom, de películas apocalípticos, no necesitaremos quedar promoviendo miedo, terror y pavor en el corazón de las personas. No es así que el Reino de Dios se manifiesta.
El Reino de Dios no engendra miedo, pavor y pánico. El Reino de Dios engendra confianza y amor; engendra corazones que se vuelvan para Dios con mucha generosidad y no por temeridad. Por eso, el Reino de Dios esta en nuestro medio, no es necesario buscar en aquel monte ni en otro monte; porque, donde tu estas, el Reino de Dios va estar ocurriendo.
Pueden incluso decir: “Nuestra Señora apareció en aquel lugar” – ¡Maravilla! – , Ella apareció en Fátima, en Lourdes como señal, pero tanto en Fátima, como en Lourdes, como en su casa, en tu iglesia, como aquí, el Reino de Dios esta aquí. No es necesario ir buscar en ningún otro lugar donde el sol esta brillando, donde el sol esta cayendo. Es necesario buscar el Reino de Dios donde él brilla: en nuestro medio por las virtudes, por las buenas obras y por la fidelidad al Evangelio. ¡Es aquí que el Reino de Dios ocurre!
¡Dios te bendiga!
