18 May 2022

El Padre del Cielo es el agricultor de tu vida

“«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía” (Jn 15, 1-2).

Miren, mis hermanos, el Evangelio de hoy nos presenta la pedagogía de la poda. Nos presenta también Cristo – como la vid -, y nos presenta el Padre del Cielo – como el agricultor. Son tres conceptos que aparecen aquí que son muy importantes para nuestra reflexión personal en este día de hoy.

Primeramente, el Evangelio comienza diciendo que Cristo es la vid verdadera. Si estoy en Cristo, también hago parte de esta vid verdadera. Porque, si estoy en Cristo, no voy ser cortado jamás, pero voy ser cultivado por el Padre. Es la segunda afirmación: “Mi padre es el agricultor”, porque el Padre cuida de mi crecimiento, Él tiene la pedagogía incluso de la poda, y esta poda aquí necesita ser comprendida como las circunstancias de la vida.

La vida tiene su dinámica, su movimiento natural, la vida tiene sus intempéries propias, sus dificultades. Fue así con nosotros desde el vientre de nuestra madre: pasamos por la fase del crecimiento, el momento del parto también fue más un momento de crecimiento, de sufrimiento, de dolor. Nuestra infancia, nuestra juventud, la vida adulta hasta la vejez. La vida es así, entonces, esta poda son las circunstancias de la vida: podar, privar y, muchas veces, incluso despedazar.

Si estoy en Cristo, no voy ser cortado jamás, pero voy ser cultivado por el Padre

¡Es fuerte esta afirmación, pero tengamos calma! ¿Por qué? El Padre es el agricultor, es el Padre quien nos cultiva. El Padre, en su providencia amorosa, sabe guiar nuestra vida hacia en camino correcto, si dejamos guiar por Él, si nos ponemos realmente bajo Sus cuidados, en Su mano. Por eso, es importante ser de Jesús, que es la vid verdadera.

Nuestra conexión con la vid necesita ser profunda, porque, si somos con Cristo, si estamos con Él, también somos esta vid y el Padre no va cortarnos, pero el Padre nos va cultivar. Y vamos entender que, muchas veces, las podas son una pedagogía de Dios.

No es el sufrimiento que decide, no es el sufrimiento que decide como estoy en la vida, pero es el estar en Cristo. ¡Es el estar en Cristo que decide mi crecimiento y mi via con el Señor!

Nuestra fuerza necesita ser aplicada para agarrarnos a Cristo, todas nuestras fuerzas necesitan ser aplicadas para estar unidos profundamente al Cristo y no para defendernos de los problemas. Los problemas, las dificultades, los sufrimientos, muchos de ellos son inevitables. Porque, repito: hace parte de la dinámica de la vida. Entonces, no gaste fuerza defendiendo de los problemas, gaste fuerza uniendo profundamente a Cristo, la vid verdadera, porque, si estamos en Él, el Padre se convierte nuestro agricultor y Él nos va ayudar en ese proceso de crecimiento y de madurez.

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

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