17 Jul 2018

El gran milagro es tener la vida transformada por Dios

Las personas quieren milagros, curas y cosas mágicas, pero el mayor milagro es la conversión y el cambio de vida

“Entonces Jesús comenzó a reprochar a las ciudades en que había realizado la mayor parte de sus milagros, porque no se habían arrepentido” (Mt 11, 20).

Las personas quieren milagros, curas y cosas mágicas, pero el mayor milagro es la conversión y el cambio de vida. El milagro no es el espectáculo realizado en nombre de la fe, pero nuestra vida transformada.

Miramos para la vida de los santos y queremos milagros. Muchas veces, las personas buscan santos que no conocen la historia, pero saben que él realiza milagros, la causa de los imposibles, las causas difíciles. Sin embargo, necesitamos mirar el milagro que Dios realizó en la vida de aquel santo, de aquel hombre y de aquella mujer. Cuando miramos para la vida de ellos y vemos lo que Dios hizo, decimos: “Realizase en mí, Señor”.

Nuestro imposible, nuestras causas difíciles están proyectadas, muchas veces, en conquistas materiales, son deudas que tenemos para pagar, situaciones que tenemos para solucionar, curas que tenemos que lograr. A veces, incluso conseguimos estas cosas, pero lo esencial no se realizó.

Jesús esta censurando las ciudades donde Él realizó buena parte de Sus milagros, pues la gente no comprendió ni sumergieron en la esencia de Sus milagros. Por eso, Jesús va realizar pocos prodigios en estas ciudades, como muchas veces Él no va realizarlos en nuestros medios como muchos quieren que suceda.

Nuestras miradas quieren cosas mágicas en el Cielo, nuestras miradas están en busca de cosas extraordinarias. ¡Y no hay nada más extraordinaria que las vidas convertidas y transformadas!

Cuando miro para Francisco de Asís, nunca pedí una gracia para él, pero yo sólo miro para él y me quedo admirado, quedo mirando y pienso: “¡Que milagro es ese hombre! Lo que él era y lo que se convirtió después que se encontró con Jesús!”. Cuando yo miro para Ignacio de Loyola o para Pablo, que era Saulo y se transformó.

¿Cuando miro para mi vida, encuentro en ella el milagro de Dios? ¿Él ha hecho el milagro de transformación en mi vida? Yo veo muchas convicciones cambiadas, pero yo sé que necesito que Dios realice Su milagro en mí. Yo no pido nada de material, no pido para Él nada que sea enfocado en necesidades humanas. Mí humanidad tiene sed de conversión, de santidad y cambio de santidad de vida. Es ese milagro que yo quiero y necesito a cada día de mí vida.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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