08 Oct 2020

El Espíritu Santo es la gracia mayor que necesitamos

“Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan” (Lc 11, 13).

La bonita historia o parábola que Jesús cuenta es la del ángel que va pedir, ya tarde de la noche, tres pan a tu amigo, llamar a la puerta y suplicar. ¿Era momento de molestar los demás? Además, delante de la insistencia del amigo que llama, él va dar el pan para se librar de aquel amigo inoportuno.

Si vamos hacer eso con quien es inoportuno en nuestra vida, imagina si Dios no va dar a nuestro corazón, a nuestra vida si somos insistentes y persistentes en la suplica y en la oración. Por eso, la primera cosa que necesitamos aprende cuando queremos rezar de verdad es que la oración verdadera es aquella que es persistente.

Es importante recordar que Dios no cede o se deja llevar por las ansiedades de nuestro corazón; Él no va concedernos alguna cosa por nuestro desespero, por nuestra presa, por nuestra ansiedad y po nuestra voluntad. Él nos va dar por nuestra perseverancia, por eso, una gracia importante que necesitamos buscar en la vida oraciones es la de perseverar. Cuando conseguimos ser perseverantes en la oración, primero, nuestra vida espiritual se aplomo, gana consistencia, sabor, valor, intimidad y proximidad con Dios.

No podemos buscar otra cosa, otra gracia y otro bien mayor que tener el Espíritu Santo

Me quedo pensando que gracia mayor podemos tener que esta de ya vivir la proximidad por vía de la oración. Ahora, muchos de nosotros, cuando se habla en pedir, estamos siempre recordando de las cosas materiales porque somos personas hechas de materiales, entonces, estamos buscando ser atendidos en nuestras necesidades materiales.

Aquí es un error y él necesita ser evitado y combatido. Cuidemos en buscar, en primero lugar, el Reino de Dios y el acrecimos vendrá. No busque Dios como si Él fuera el acrecimos porque Él no es, Él es el esencial. Por eso, nosotros que somos malos damos cosas buenas a nuestros hijos, nuestro Padre nos da el Espíritu Santo, si nosotros pedimos a Él.

Pienso que no necesitamos de más nada, si tenemos la gracia del Espíritu santo, porque yo no tengo duda de que quien tiene el Espíritu tiene todo: sabiduría, discernimiento, fuerza, determinación, coraje para levantarse, para recomenzar, para hacer y para trabajar.

Quien tiene el Espíritu Santo tiene sabiduría para hacer el discernimiento del momento de seguir y de quedar, del momento de hablar; quien tiene el Espíritu Santo sabe reparar los propios males que cometió en la vida. Quien tiene el Espíritu Santo sabe lo que decir a tu hijo, aconsejar, acalmar o saber esperar, por eso, no podemos buscar otra cosa, otra gracia y otro bien mayor que tener el Espíritu Santo.

Pidamos con insistencia, con ardor y amor, sin jamás desistir, porque es de esta gracia que nuestra vida tanto necesita.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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