05 Jan 2019

El amor al prójimo es el principio de la vida en Dios

No existe vida en Dios sin amor, somos todos hijos de Él, y lo que debemos unos para los demás es amor

“Debemos amarnos unos a otros, pues éste es el mensaje que ustedes han oído desde el comienzo” (1Jn 3,11).

“Amemos unos a los otros”, ese es el princípio de la vida en Dios. No existe vida en Dios sin amor, somos todos hijos de Él, y lo que debemos unos para con los otros es amor. No podemos excluir nadie de nuestro amor.

¡Podemos amar el otro de la forma como él necesita y merece ser amado, pero dejar de amarlo, jamás! Cuando dejamos de amar alguien preferimos el odio, el rancor, la indiferencia, dejamos que las obras de las tinieblas crezcan en nuestro corazón. Todos nosotros tenemos dentro de nuestro corazón un Caimy Abel.

Abel era el hombre justo, que puso Dios en primer lugar, que amo Dios; vivió el amor en sus obras y acciones. De su lado, Caim, su hermano que amaba a sí mismo en primer lugar, era envidioso y celoso. Los celos y la envidia provocan males terribles, incluso, matan toda la fuerza del amor en nosotros, y, por envidia y celoso, Caim mató su hermano Abel.

Primero, no matemos el Abel en nosotros, vamos eliminar el Caim o eduquemos el Caim que esta en nosotros. Según, no matemos nuestros hermanos, porque tenemos una capacidad gran y terrible de matarnos unos a otros. La lengua que Dios nos dio para la bendición es el gran canal que usamos para matar unos a otros, hablamos mal unos de los otros, calumniamos, perseguimos, hablamos lo peor del otro, nunca lo mejor.

Es increíble como el ser humano tiene la capacidad para hablar mal y muy poca para elogiar y reconocer los valores. Cuando no queremos bien alguien, sabemos la lista de todos los defectos de ella, incluso las personas que nos gusta, estamos siempre encontrando defectos y problemas en aquella persona. Pero quien vive el amor encuentra los valores en la persona del otro, exalta la persona mismo en los momentos difíciles que ella está enfrentando. Busquemos encontrar lo que levanta y no lo que derrumba o destruye.

Caim derrumba mucho su hermano Abel, que lo destruye y quito su vida. Estamos matando unos a otros, estamos usando lo que tenemos en nuestras manos, en nuestra boca, en nuestro corazón para hacernos mal unos de los otros.

Nuestras redes sociales están repletas de chismes, las personas usan el WhatsApp y otros mecanismos para hablar mal unos de otros. ¡Eso no es de Dios, pero del maligno! Y quien es del maligno no hace la voluntad de Dios.

Si nos esforzamos, en este año que estamos viviendo, para tener 365 días para no hablar mal, no desear el mal ni amar el otro, tener vivido, de hecho, el Evangelio en nuestra vida.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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