13 Mar 2019

Nuestras penitencias necesitan alcanzar nuestra alma

Que las penitencias que hemos propuesto a vivir nos enseñen a vivir mejor

“Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: «Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás” (Lucas 11, 29).

Jesús esta sentenciando la generación de la cual Él vino, llamando de mala y perversa. La generación de la época de Jesús y también la generación de hoy viven, muchas veces, la perversidad. Lo que ser perverso sino tener un corazón que no escucha y, especialmente, no obedece a Dios.

Me quedo mirando para nosotros como hijos. ¿Cuándo un hijo se va perdiendo de sus padres? Cuando no escuchan más a sus padres, cuando el hijo no da más voz a lo que el padre dice y no obedece a las ordenes de él. ¿Cuando nos perdemos en Dios? Cuando no escuchamos Su voz ni ponemos en practica Su Palabra. La perversidad o el mal van entrando en nosotros.

No podemos ser una generación perversa, aún que vivamos en el medio de una generación prácticamente perversa. Necesitamos ser hijos de la gracia, y la gracia es esta: escuchar Dios y poner en practica a Su voluntad.

Jonas fue una señal para el pueblo de Nínive. Jesús es una señal único y eterno de Dios para nosotros. Es él quien nos llama a la penitencia y la conversión. Es una perversidad escucharnos Jesús y no nos permití convertir lo que Él nos llama a vivir.

Los ninivitas estaban presos en el pecado, pero escucharan el Señor y se penitenciaran de sus pecados. Decidimos a practicar penitencias, en esta Cuaresma, pero ella necesita alcanzar nuestra alma, engendrar en nosotros repulsa al pecado, deseo verdadero de la conversión y actitudes de cambio de vida. Este es el significado de la Cuaresma para nosotros, es la señal, la flecha de que necesitamos para guiar nuestra vida.

Al escucharnos la Palabra de Dios, en el día de hoy, paremos un instante, silenciemos el alma y el corazón. ¿Dónde necesitamos convertirnos? ¿Dónde quiere cambiar nuestra vida? ¿Dónde necesitamos tomar actitudes que demuestren que necesitamos dejar ese mal en nuestra vida?

Que las penitencias que hemos propuesto vivir nos enseñan a vivir mejor; y no hay forma mejor de vivir que nos convirtamos en lo que necesitamos convertirnos.

Muchas veces, creemos que no necesitamos, que estamos bien, que estamos muy buenos, que no somos como los demás, que no hacemos el mal que los otros hacen, pero eso es peor, porque estamos viviendo en una ceguera Conseguimos ver el mal de los demás, pero no conseguimos ver el mal en el cual, muchas veces, estamos inseridos como el egoísmo, el orgullo y la soberbia de la vida.

La Palabra de Dios, al entrar en nosotros, penetrar en nosotros, nos invita a convertirnos a cada día de nuestra vida.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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