03 Mar 2019

Nosotros nos revelamos a partir de lo que sale de nuestra boca

Lo que sale de la boca de la persona en su día a día, revela lo que esta en el corazón de ella

“El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lc 6, 45).

En el Evangelio de hoy, Jesús esta dando muchos consejos a sus discípulos por medio de parábolas. Ilustrando, especialmente, que un ciego no puede guía otro ciego, porque ambos caen en un agujero.

Nosotros, muchas veces, estamos ciegos porque creemos que sabemos todo. Entonces, nos falta aquella humildad necesaria para saber que necesitamos aprender con Dios lo que, de hecho, debemos ser. Siendo así, es esencial cuidar del corazón, de las cosas que tenemos dentro de él.

El Evangelio nos explica que el corazón es como un árbol. Una árbol buena da buenos frutos y, es obvio que, un árbol estropeada no da buenos frutos. Entonces, es esencial el cuidado con nuestro corazón, para que los buenos frutos puedan ser acogidos, rebelados y saborear.

“El hombre bueno solo puede quitar cosas buenas del buen tesoro que es tu corazón”

La primera lectura del Libro del Eclesiástico nos muestra que la virtud del hombre se revela en su forma de hablar. No juzgue quien es una persona sin antes escucharla. Y, escuchar lo que sale de la boca de ella, no es escuchar lo que ella habla como retorica, y sí lo que habla en su día a día. Porque lo que sale de la boca de la persona en su día a día, revela lo que esta en el corazón de ella.

Una persona que solo critica todo, que ve mal en todo, es señal de que mucha cosa esta mal dentro de ella misma. Una persona que ve todo bajo la mirada de irritación, de la amargura, es porque el corazón esta con mucha cosa irritada, amarga. De la boca de una persona que todo el tiempo sale chismes, solo habla de la vida de los demás, es señal de que la persona no cuida de su propia vida, no tiene critica a si mismo y no se conoce.

Nosotros nos revelamos a partir de lo que hablamos,. Y incluso nuestro silencio revela lo que somos. Entonces, no es solo una cuestión de cuidar de la lengua, porque la boca va soltar lo que tenemos dentro del corazón.

¡Como es importante cuidar de lo que esta dentro de nosotros! Muchas veces, acumulamos resentimientos, heridas, tristezas. Acumulamos decepciones aquí o allá; y eso dentro de nosotros acaba en una “masa”, un “pastel” peligroso. A veces, soltamos “fuego por la boca”, veneno, pimienta, cosas picante y negativas porque acumulamos tantas cosas equivocadas, maliciosas y perniciosas dentro de nuestro corazón.

La Palabra de Dios, en el día de hoy, nos esta siendo enviada para ser purificada. Primero, de nuestra alma y, después, para darnos prudencia en lo que escuchamos y en lo que hablamos. Nosotros nos revelamos a partir de aquello que sale de nuestra boca.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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