01 Jan 2020

María nos enseña a sernos buenos hijos

Pero cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley” (Gl 4, 4)

Hoy, es el primer día de un nuevo año, y celebramos la llegada de 2020. Que sea un año de paz, amor, ternura y, por encima de todo, de mucha vivencia de Dios en nuestra vida.

La gracia que el Señor nos da es la de celebración, en la liturgia, aquella que nos dio el Príncipe de la Paz, aquella que engendro, en su vientre, Nuestro señor y Salvador Jesucristo. La Iglesia celebra la Solemnidad de Santa María Madre de Dios.

Cristo es Dios encarnado, el Hijo eterno, es Dios con el Padre y con el Espíritu. Él vino hasta nosotros y asumió el cuerpo humano en el vientre de María. Cuando decimos que María es Madre de Dios, es porque ella engendro el Hijo de Dios en su vientre.

Cristo es Dios encarnado, el Hijo eterno, es Dios con el Padre y con el Espíritu. Él vino hasta nosotros y asumió el cuerpo humano en el vientre de María. Cuando decimos que María es Madre de Dios, es porque ella engendro el Hijo de Dios en su vientre.

Bendito sea Dios que se sujeto a la naturaleza para rescatarla; y la primera rescatada fue, justamente, la Virgen María, sumisa a Dios, sierva del Señor, hija del Padre, esposa del Espíritu y Madre de Jesús nuestro Salvador.

Que seamos formados por María en la escuela de Jesús, para ser buenos hijos, para vivir la paz y la reconciliación

Así como Jesús creció formado por María, también que ella nos conduzca cada día de nuestra vida. Hoy, es el primer día del año, y queremos que en el primer, en el segundo, y que cada día de este año, cada día de nuestra vida, este en la escuela de María.

Que este aprendiendo con María, que seamos formados por ella en la escuela de Jesús, para sernos buenos hijos, para vivir la paz, la reconciliación, para vivir la vida con Dios a ejemplo de María.

Es por eso, Madre querida, que suplicamos su intercesión materna. Venga bendecirnos, nos iluminar y enseñarnos a sernos buenos hijos. Como la Señora educo Jesús, eduquémonos también en la fe, para vivir, cada día, la Palabra del Señor.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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