“Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús” (Lc 5, 18).
Que maravilla son estos hombres que están llevando un paralitico que necesita llegar hasta Jesús. Pues una vez que estos hombres estaba paralitico, él no tenía como caminar, no tenía movilidad, fuerzas en las piernas para poder llegar hasta el Señor.
Estos hombres bondoso no pensaran en ellos en primer lugar – ellos también querían llegar hasta Jesús. Ellos llevaran alguien que estaba más necesitado, alguien que estaba paralizado y que necesitaba del Señor. Fueran hombres de fe que llevaran también un hombre de fe, pero que no había como llegar al Señor.
Necesitamos ser estos hombres de fe, pero no hay hombres y mujeres de fe que no sean también hombres de esperanza y de caridad. No había solo fe: “Yo tengo mucha fe”, “Creo mucho en Dios”. Si tu tienes fe, si tu crees mismo en este Dios y ama a Él mucho, ama mismo tu hermano, va al encuentro de aquellos que no pueden llegar hasta Jesús.
En esta época en que vivimos, en las circunstancias del año que se pasa, en que pandemia vino tomar cuenta de toda la humanidad, muchas personas se cerraran en sí y se olvidaran de la caridad.
Necesitamos ser prudentes en todo, pero sin jamás dejar de amar y de cuidar. Ya que tenemos muchas redes sociales, tenemos mucha disponibilidad de mecanismo digitales, llevemos la gracia de Dios al corazón de las personas y llevemos las personas al encuentro de Jesús.
Va al encuentro de aquellos que no pueden llegar hasta Jesús
No usemos las redes, los aparatos que están a nuestra disposición para sembrar chisme y confusión, llevemos la Palabra de Dios que transforma, sana, liberta, y que pone muchas personas de pies, porque muchas están enfermos, postradas, desanimadas, paralizadas como el paralitico del Evangelio.
No dejemos nuestra vida paralizar ni la vida del hermano. Por eso, en este tiempo de gracia, abre tu corazón, va al encuentro de aquel que pasa necesidad, conecta y busca saber. Tengo que decir que hay personas muriendo por depresión, soledad, abandono, falta de cuidado, de ternura, amor y presencia.
La parálisis que se refiere el Evangelio no es solo la parálisis de las piernas; el corazón humano esta paralizado, atormentado, enfermo y fragmentado. Como necesitamos llevar estas personas hasta Jesús, porque Jesús perdona nuestros pecados, purifica nuestra alma y nos pone de pie.
Que podamos ir al encuentro del Señor, pero que seamos hombres y mujeres de fe para llevarnos muchos, para que también ellos se levanten de la parálisis en que se encuentran.
¡Dios te bendiga!
