26 Apr 2019

Jesús se manifiesta en el cotidiano de nuestra vida

“Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos” (Jn 21, 13-14).

Es una alegría inmensa para nuestro corazón poder, a cada día de la Octava de Pascua, testimoniando la manifestación del Resucitado a Sus discípulos. Así como Jesús se manifestó a Sus discípulos de la otrora, Él quier manifestar también a nosotros. Es necesario reconocerlo en las señales de Su presencia en nuestro medio. El Resucitado se manifiesta en el cotidiano de la vida, en las situaciones ordinarias de la vida de cada uno.

Los discípulos también no reconocen a Él. A cada aparición del Resucitado, aún sabiendo que Él estaba vivo, no fueron capaces de reconocer a Él. Cuando Jesús estaba en nuestro medio – era pescadores, y buena parte de ellos estaba trabajando -, Él los llamo y se manifestó a ellos donde ellos estaban pescando. Donde quiere que te encuentres, el Resucitado desea manifestarse a ti.

Vamos encontrarnos con Él en la Iglesia, en el sagrario, en la comunión. El Señor quiere estar con nosotros donde quiere que estés. Cuando llegarnos en el trabajo, que para muchos es un lugar difícil y de muchos conflictos, encontremos el Resucitado. En el momento del almuerzo, cuando nos reunimos, el ambiente esta repleto por las tensiones de trabajo, por eso es un excelente lugar, con sus amigos, para encontrarse con el Resucitado.

El Resucitado se manifiesta en el cotidiano de la vida, en las situaciones ordinarias de nuestra vida

Si estamos encontrando muchas dificultades para las situaciones de nuestra vida, sea el estudio, el trabajo, sean situaciones familiares, el Resucitado quiere enseñarnos a pescar. Él quier enseñarnos la dirección que necesitamos dar para la vida.

Necesitamos escuchar a Él, aún que no tengamos comprendido, aún que no tengamos reconocido bien, pero busquemos escuchar a Él, permitamos que Él guie nuestra vida. Así como Él cogió el pan y el pez y los distribuyo, Él mismo quiere coger nuestra comida, bendecir y multiplicar, a cada día, el pan, el pez, la carne, lo que tenemos para alimentarnos.

Muchas veces, no experimentamos Jesús, porque, incluso en el momento de nuestra comida, en el momento de estar juntos como familia y amigos, somos tomados por las tensiones, por las discusiones y peleas. Somos tomados hasta por la presencia de nuestros smartphones y muchas otras cosas, que no comulgamos con Él en nuestro medio. ¡No comulgamos, muchas veces, tampoco con los que están entre nosotros! Entonces, ¿cómo el resucitado estará en nuestra casa, si en el momento de la comida sagrada de una familia, cada uno va su habitación comer? El plato queda en una mano, el celular en otra y televisión delante.

Necesitamos recuperar la alegría de estar juntos, hacer de cada experiencia del encuentro familiar el lugar de la experiencia y del encuentro con el Resucitado. Él quiere estar en nuestras comidas, en nuestros encuentros, en lo que hacemos y realizamos, Él quiere estar en nuestro medio. No dejemos para experimentar Jesús colo cuando vamos en la Iglesia rezar, porque Él quiere estar presente en todo lo que vivimos y hacemos, porque el Resucitado esta en nuestro medio.

¡Dios te bendiga!

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